Una de las pretensiones de nuestro sistema educativo es poder otorgar a sus ciudadanos una educación de calidad. Para autores como Marchesi y Martín (1998) un centro educativo de calidad es aquel que, entre otras cuestiones, «tiene en cuenta las características de sus alumnos y de su medio social. Un sistema educativo de calidad apoya especialmente a aquellos centros que escolarizan a alumnos con necesidades educativas especiales o están situados en zonas social o culturalmente desfavorecidas».

Tener en cuenta estas necesidades es sinónimo de atender a la diversidad y al mismo tiempo atender a la diversidad es tomar en consideración al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Este es alumnado que requieren de una atención educativa diferente a la ordinaria por presentar necesidades educativas especiales, dificultades específicas de aprendizaje, altas capacidades, incorporación tardía al sistema educativo o por condiciones personales o de historia escolar. Engloba a alumnado con discapacidad (intelectual, física, visual, auditiva), Trastorno del Espectro Autista, TDAH, Dislexia, alumnado de compensatoria, entre otras circunstancias.

Atender a este alumnado con los recursos suficientes es imprescindible para poder considerar a un sistema educativo como un sistema que ofrece una educación de calidad. Atender significa poder diagnosticar a tiempo, ofrecer herramientas y estrategias educativas adecuadas, favorecer la creación de planes de trabajo individualizados, ofrecer recursos materiales suficientes y procurar que los distintos especialistas que existen en el ámbito educativo puedan trabajar con garantías para ofrecer un servicio adecuado basado en la calidad y cantidad de tiempo que pueden brindar a cada alumno, familiar, profesor o centro educativo.

Algunos de los profesionales que atienden a la diversidad son los Orientadores Educativos, los Profesores Técnicos de Servicio a la Comunidad (PTSC), Maestros especialistas en Audición y Lenguaje (AL), Maestros especialistas en Pedagogía Terapéutica (PT), entre otros. Estos colectivos reivindican que para hacer un trabajo de calidad necesitan que se cumplan una serie de premisa, pues mientras estas no se den, será muy complejo llevarlo a cabo.

Estas peticiones son: bajar las ratios de alumnado a atender. La UNESCO recomienda un orientador escolar por cada 250 alumnos y en la actualidad los orientadores atienden cuatro veces más alumnos de los recomendados. APOEMUR como Asociación de Orientadores de la Región de Murcia reivindica la implementación de esta ratio. Aumentar las plantillas de profesionales que atienden a la diversidad, mayor número de orientadores, AL, PT y PTSC por centro educativo y según necesidades. Definir bien las competencias de cada uno de estos agentes, provocando así que no se solapen. No aumentar el trabajo burocrático que impide tener tiempo para atender al alumnado, las familias y el resto de agentes educativos. No acrecentar responsabilidades de manera ambigua creando Decretos y Órdenes que no explicitan los responsables de según qué cometidos, generando así que orientadores y PTSC lleven una sobrecarga de trabajo, puesto que puede caer sobre ellos responsabilidades que no estaban establecidas de antemano. Estas circunstancias generarían un agravio comparativo con el resto del profesorado de secundaria, estableciendo horarios diferenciados entre profesionales del mismo rango.

Una educación de calidad es una educación donde todos los alumnos, independientemente de su condición, son atendidos con los recursos materiales y humanos necesarios.