Existe controversia sobre la edad a la que deberíamos empezar a impartir educación sexual en las aulas, ya que cuando solemos comenzar a dar estos contenidos (en Educación Secundaria), llegamos tarde. Por ello, hemos peguntado sobre este asunto a tres de los profesionales más importantes de la Sexología y la educación sexual en España.

Podemos definir educación sexual como el proceso educativo vinculado a la educación integral del alumnado, cuya finalidad es la comprensión y aceptación del hecho sexual humano, teniendo en cuenta cada biografía personal, fomentando actitudes erotofílicas mediante información científica y reflexión crítica. Todo ello amparado en los Derechos Humanos y los Derechos Sexuales. La educación sexual forma parte del desarrollo integral del alumnado, por lo que esta debe impartirse en los centros educativos.

Por este motivo preguntamos a los expertos si deberíamos empezar a trabajar los contenidos de educación sexual en Educación Infantil, cuáles serian los contenidos adecuados y qué papel juegan los centros educativos y las familias.

Para el catedrático de Psicología de la Sexualidad, Félix López, sí se debería impartir educación sexual en Educación Infantil ya que esta es una etapa perfecta para ayudarles a conocer su cuerpo, especialmente la figura corporal, conocer su identidad sexual y detectar posibles problemas. Reconocer lo que es la familia y sus diversidades, la amistad y su importancia, pudiendo hacer la primera prevención de abusos sexuales y otras formas de maltrato. Con respecto las familias, López afirma que, esta es la mejor etapa para ayudar a los padres a hacer educación sexual familiar pues son los educadores sexuales más importantes.

Para Carlos de la Cruz, Doctor en Psicología y sexólogo, podemos y debemos hacer educación sexual en dichas edades. Objetivos: aprender a conocerse, a aceptarse y a que lo sexual puede ser fuente de satisfacción.  Para “conocerse», hablar de genitales y de cuerpos, ponerles nombre y contar que ni todos los genitales ni todos los cuerpos son iguales. Para «aceptarse», habrá que ofrecerles modelos plurales de hombres y de mujeres. Por último en la dirección de la satisfacción, pueden aprender que lo sexual forma parte de lo íntimo y no de lo prohibido. Con respecto al papel de las familias y las escuelas, ha de enfocarse desde la corresponsabilidad. Carlos desea dejar claro que la educación sexual es educación y no adoctrinamiento. En ningún caso se trata de forzar a que los niños vivan o expresen su sexualidad de una determinada manera. Se trata de contribuir a que se conozcan,  se acepten y aprendan a expresar su sexualidad de manera que les genere bienestar.

Para la psicóloga, sexóloga y asesora del Comité Técnico de Salud Sexual del Ministerio de Sanidad, Miren Larrazabal, por supuesto que es aconsejable impartir educación sexual en este alumnado, con contenidos adecuados a su edad: reconocer las partes de su cuerpo, los tipos diversos de familias, la orientación y la identidad sexual. Las familias tienen una participación muy importante. Es fundamental involucrar a estas en la educación sexual, pudiendo adquirir formación a través de talleres elaborados por profesionales.

En definitiva, podemos y debemos impartir educación sexual ya desde la Educación Infantil. No hay excusas pues la ciencia nos avala.