Según nos explican los profesores del Colegio Virgen del Oro de Abarán, «nuestro colegio se encuentra situado en un lugar, donde abundan los olivos y otros árboles frutales. Así, era y sigue siendo muy típico, en casi todas las casas de la zona, el preparar olivas de forma artesanal, para posteriormente comerlas una vez pasado el tiempo pertinente.

Además, durante este curso escolar, en nuestro centro estamos trabajando por Proyectos, siendo el primero de ellos MasterChef, cuyo objetivo principal es el de inculcar en el alumnado hábitos saludables, fomentando el consumo de productos de temporada de nuestra tierra, entre otras actividades. Por ello, hemos querido que nuestro alumnado conozca y sea partícipe de estas tradiciones locales. Entre las distintas actividades que estamos poniendo en marcha se encuentra la de crear un taller para emular a nuestros mayores y hacer nosotros mismos nuestras «olivas chafás», Para ello, el primer paso ha sido el de realizar un estudio entre parientes (padres, abuelos…) y vecinos para conocer la receta que ellos siempre han utilizado desde antaño. Posteriormente, nuestro alumnado ha contrastado esta información buscando en la Web la receta, haciendo uso de las TIC como medio para la búsqueda de información.

Además, el alumnado ha diseñado sus propias etiquetas, entre las que se ha elegido la ganadora por votación a través de un cuestionario realizado al efecto vía Internet, y que nos ha llegado a nuestros correos corporativos. Una vez preparado todo, hemos comenzado con la elaboración. Para ello hemos tenido que recolectar olivas, de la variedad Mollar, pues estas son las auténticas aceitunas que sirven para ser chafadas. Y también hemos tenido que coger unas ramitas de hinojo de la zona.

A continuación, y siguiendo la receta que el alumnado ha escrito, lavamos las olivas, dejándolas un tiempo en agua. Luego, y con la ayuda de un mazo (especie de martillo pero de madera), las hemos golpeado hasta chafarlas y las hemos envasado en un recipiente en el cual echamos agua y sal en las proporciones indicadas. Finalmente, las cubrimos con hinojo seco.

Para todo esto hemos tenido que utilizar una balanza para pesar las olivas y la sal, realizando los cálculos oportunos para, como bien nos dice la receta, añadir la sal correspondiente a la cantidad de oliva chafada. Por último, hemos envasado nuestras olivas en tarros individuales y las hemos etiquetado, para que cada uno de nosotros pueda llevarlas a casa y así poder disfrutar de este encanto gastronómico junto con nuestra familia. Solo nos queda esperar en torno a diez días para probar nuestras «Olivas Chafás Artesanas», y si salen buenas, el próximo año repetiremos, pues ¡nos ha encantado esta actividad!».