Incluso a la luz de la luna, el aspecto de La Blanca Rosa era impresionante. Esa noche no había barco de mayor tamaño amarrado en el puerto. El silencio reinaba en sus alrededores y en el horizonte empezaba a clarear.

– Debemos escondernos en sus bodegas –susurró Glóbulo.

– Vámonos –asintió Oscura.

Dos murciélagos, uno de ellos rellenito, entraron segundos después por una de las ventanas circulares del barco, casi a ras del agua. Un tercer murciélago lo intentó, pero se golpeó contra el borde y cayó al mar. Los otros regresaron de inmediato, lo cogieron y lo introdujeron en volandas.

– Lo tuyo con los vuelos es preocupante, Glóbulo.

– Sí, lo sé. Por eso tengo que dejar de ser vampiro. No sirvo para esto.

Descendieron hasta la última de las bodegas, donde estaba la maquinaria que hacía mover el barco. En un rincón había varios arcones de madera, con diversos instrumentos de mantenimiento y reparación.

– Cada uno a una caja. Está a punto de amanecer.

¡Hasfa mañana, Oscura!

– ¡Que descanse, Zampacuellos!

– ¡Buenos días! –les deseó Glóbulo, ansioso por tumbarse a descansar.

Y cada cual cerró su arcón con rapidez, mientras en el exterior se iban levantando los seres habituados a vivir bajo la terrible luz solar.

El primero en despertar fue Zampacuellos. Abrió con prudencia la tapa de su caja de madera. No vio a nadie. E iba a salir, cuando advirtió la presencia de un marinero que lo observaba, paralizado. Cerró de golpe. “¿Error!”, pensó en el acto. Si el marinero daba la alarma y acudían sus compañeros… Volvió a abrir con energía, tumbando la tapa hacia atrás con gran estruendo. El marinero no se había movido y estaba más pálido que él, lo que es rarísimo en un no–vampiro.

– ¡Silencio o fe mafo! –le gritó Zampacuellos, por decir algo.

Al marinero se le fue el pis pantalón abajo.

– ¿Cómo fe llamas?

El marinero, temblando de la cabeza a los pies, no abrió la boca.

– ¡O me dices fu nombre o fe mafo!

El marinero respondió al fin con voz temblorosa:

– ¿Qué es mafar?

¡Corfarfe el fescuezo!

El marinero se echó a llorar.

– ¡Yo no he hecho nada, no entiendo nada y no sé qué hacerrrr!

Zampacuellos, hecho un verdadero lío, estaba también a punto de hacerse pis. Por suerte en ese momento se abrieron los otros dos cajones alargados. Primero asomó la cabeza de Oscura.

– ¿Qué pasa aquí?

Después, la de Glóbulo.

– ¿Algo va mal?

El marinero mirando a una, después al otro y finalmente al primero, debió de pensar que aquel no era su día y decidió dimitir por un ratito; vamos, que se desmayó.

– ¿Qué has hecho Zampacuellos?

– Nada, no lo vi. Al desferfar, creí que no había nadie. Pero esfaba él. Se ha hecho fis del miedo y me esfaba foniendo nervioso.

– Este no es el mejor sitio para escondernos durante el viaje. Y menos después de esto.

Eso dijo Oscura, tras salir por completo y mirar a su alrededor.

– ¿Qué hacemos con él? –preguntó Zampacuellos, señalando al marinero desmayado.

Oscura se encogió de hombros.

– Nadie lo creerá si dice que ha visto vampiros.

–¿Y si dice que ha visto polizones? –preguntó Glóbulo.

La pequeña vampiresa hizo un gesto de preocupación.

– Eso es más peligroso. El capitán podría ordenar un registro del barco. Pero en un gran carguero como este la tripulación suele ser escasa y el trabajo, excesivo. No creo que tengan ganas de perder tiempo.

– ¡Cuánto sabes de barcos! –exclamó Glóbulo.

– He vivido siempre junto al mar.

Salieron con precaución de la sala de máquinas y enfilaron un largo pasillo vacío. Un ruido extraño los sobresaltó.

– ¿Qué ha sido eso? –susurró Oscura.

– ¡Ferdón! –se disculpó Zampacuellos–. Han sido mis fripas. Fengo hambre.

– Y yo –reconoció Glóbulo.

Era otra de las cosas malas de ser vampiro. En cuanto te despiertas, el hambre es total.

– Aguantad un poco –ordenó Oscura–. Primero tenemos que hallar un buen escondite. Después nos ocuparemos del alimento.

Las insaciables tripas de Zampacuellos volvieron a pedir el desayuno. Y se oyó al vampiro desdentado susurrar:

– ¡Callad si no queréis fasarlo mal!

Tomado de: ‘¿Puedo borrarme de ser vampiro?

Autor: Braulio Llamero

Ilustraciones de: Laura Pérez

Publicado por: Editorial Algar (colección Calcetín)

Actividades

1.– ¿Qué quiere decir “mafar”?

2.– Zampacuellos no puede pronunciar bien dos sonidos de letras, ¿serías capaz de descubrir cuáles son?, investiga con cuidado y a la solución llegarás.

3.– Glóbulo dice que uno de los problemas de ser vampiro es que en cuanto te despiertas tienes un hambre total, ¿Qué otros inconvenientes crees que tiene el ser vampiro?