Está claro que no podemos luchar contra la implantación de las nuevas tecnologías en nuestra sociedad, de hecho a diario vemos que acciones tan cotidianas como pedir cita al médico, pagar en un supermercado o ver el estado de las cuentas del banco se realizan de forma rápida y sencilla a través de las diferentes aplicaciones móviles que existen en la actualidad.

Desde la pandemia y el confinamiento por el coronavirus, el uso de las nuevas tecnologías se ha acelerado un poco más, hasta el punto de favorecer nuevas formas de trabajo y de realizar gestiones sin tener que acudir físicamente, algo que se ha notado dentro de la comunidad educativa con actividades como reuniones de padres, intercambio de experiencias con otros centros de enseñanza y programas educativos internacionales.

El problema del mal uso de las redes sociales viene cuando afectan a aspectos como la tolerancia y la dependencia, que hacen que a edades tempranas no se sepa diferenciar sobre un uso correcto en cuanto a las horas de utilización o las aplicaciones acordes a la edad.

Hoy voy a hacer un llamamiento a toda la comunidad educativa sobre un reto que vuelve a la palestra, el ‘Blackout Challenge’, que consiste en aguantar la respiración de diferentes formas y darle publicidad en las redes sociales.

Ni que decir tiene que está práctica es súper peligrosa, pudiéndose ser causa de muertes entre los más pequeños, por el desconocimiento del riesgo que conlleva.

Este reto viral que se ha hecho eco a través de redes sociales como Tik Tok, promueve que los jóvenes aguanten la respiración mediante otros objetos como bolsas, correas o cuerdas, algo que puede llevar en ocaciones al ahorcamiento.

Recuerdo la importancia que supone que los padres sean conscientes sobre esta realidad, no dejándola de lado y hablando con sus hijos de los riesgos que conlleva el uso de internet y las redes sociales sin unos mínimos de seguridad.