Septiembre es para muchos el mes en el que volvemos a la rutina después de las vacaciones. La adaptación a los nuevos horarios y al estrés postvacacional es una realidad que no solo afecta a los adultos, sino también a los más pequeños. En este sentido, hay algunas señales que según los expertos deberían ponernos en alerta, como el rechazo a hablar del nuevo curso, los nervios excesivos, o las dificultades en el sueño.

En niños, al igual que en adultos, los síntomas de ansiedad suelen manifestarse ante la percepción de una posible amenaza o peligro, o incluso ante la incomodidad que suponen los cambios.

«No solo habrá una razón para que los más pequeños puedan sufrir ansiedad en la vuelta al cole, sino que son muchas las variables que pueden originarla. Nos estamos refiriendo a situaciones tales como la relación con los compañeros, el empezar el curso en un nuevo centro, el tener que hacer frente al estudio y a los exámenes, la vuelta a la rutina y a los horarios asociados a ella, o simplemente la sensación de pérdida de relax y de actividades placenteras que puedan haber experimentado durante la época de vacaciones», indica el Dr. Miguel Ángel Garabal, psicólogo y miembro de Doctoralia.

¿Cómo la familia puede ayudar a los más pequeños ante este tipo de situaciones?

Son diversos los aspectos en lo que podemos influir si queremos ayudar a nuestros hijos con su vuelta a la rutina, centrados tanto en hábitos como en actitudes.

Con respecto a los hábitos el Dr. Garabal afirma que: «Será mucho mejor si todo esto lo hacemos de forma progresiva que si lo hacemos de forma repentina. La idea es que puedan ir despidiéndose de las actividades veraniegas unas semanas antes de las clases, poco a poco, y que así en los primeros días de la vuelta al cole el cambio no se represente tan brusco».

En relación a las actitudes, el especialista de Doctoralia asegura que: «Uno de los aspectos más importantes de la vuelta al cole es que siempre implica una nueva toma de contacto con la importante etapa de desarrollo de la socialización de los niños con sus iguales. Por ello, es bastante recomendable que los padres impulsen y fomenten la autoestima de sus hijos y que trabajen las habilidades sociales conjuntamente para que los niños puedan afrontar estas etapas de socialización con los recursos suficientes».

Y añade: «Realizar deporte junto a los padres para liberar estrés y tensiones o realizar juntos ejercicios de relajación puede ser también algo muy recomendable para que los niños asocien dichos recursos a tener una mayor sensación de autocontrol con la que poder manejarse en situaciones estresantes».