El comienzo del nuevo año escolar es emocionante para la mayoría de los niños. Pero también provoca un aumento en la ansiedad: incluso los niños que generalmente son bastante tranquilos sienten mariposas, mientras que los niños propensos a la ansiedad se vuelven más pegajosos y más nerviosos de lo habitual.

Los padres también sienten el dolor: dejar a un niño llorando en preescolar no es divertido para nadie. Y tener que hablar con un niño que está con el pánico del primer grado mientras lo lleva al autobús o mientras se baja del auto en la escuela, puede ser una verdadera prueba de sus habilidades diplomáticas.

Los niños que normalmente tienen problemas para separarse de mamá y papá verán su pico de ansiedad en momentos de estrés o transición, señala Rachel Busman, psicóloga clínica en el Child Mind Institute.

El comienzo de clases puede ser especialmente desafiante para los niños que están entrando en un año de transición, agrega: como ir al jardín de infantes, a la secundaria, a una nueva escuela... También puede ser estresante si hay un cambio en el sistema de apoyo social de su hijo; tal vez un buen amigo se haya mudado o tenga un maestro diferente este año.

Para la mayoría de los niños, las preocupaciones por el nuevo año escolar se desvanecerán y los comportamientos ansiosos serán transitorios, agrega la doctora Busman. El objetivo de los padres es ser solidarios sin agravar las preocupaciones de sus hijos. Estos son algunos consejos para ayudar a los niños nerviosos a tener una transición exitosa al regresar a la escuela.

Cuando los niños expresan ansiedad por volver a la escuela, un nuevo maestro, un aumento en la tarea, formar un equipo, una crisis entre amigos, escuche atentamente.

En lugar de descartar estos miedos («¡Nada de qué preocuparse! ¡Estarás bien!») escucharlos y reconocer los sentimientos de su hijo le ayudará a sentirse más seguro. Y si lo desea, puede reforzar su confianza al ayudarlo a elaborar estrategias sobre cómo manejar las cosas que le preocupan.

Pero tenga en cuenta que a menudo los niños quieren poder hablar sobre algo que les molesta sin esperar que usted lo solucione. Su trabajo es validar sus sentimientos («Sé que es difícil») y demostrar confianza en que pueden manejar la situación.

No haga preguntas que sugieran que espera que los niños estén ansiosos («¿Te preocupa estar en la clase de matemáticas con el señor Connelly?»), en cambio, consulte con ellos de una manera más informal. «No tiene que ser una discusión de media hora», señala Busman, «pero en el coche, de camino a comprar una mochila nueva, usted podría preguntar ‘¿Sabes qué vas a aprender en la clase de matemáticas este año?’»; a menudo los niños dicen más cuando hay menos presión para «hablar».

Si anticipa que su hijo estará muy nervioso el primer día, resulta útil darle tiempo con anticipación para acostumbrarse a la nueva escuela o al nuevo salón de clases.

Vaya a la escuela varias veces antes de que comiencen las clases, y camine por los pasillos lo más que pueda para ubicar su salón de clases, el baño, la cafetería, el patio de recreo... La repetición es buena; ir de nuevo solo para hacer una pregunta en la oficina, o dejar un formulario, le da más oportunidades para que se sienta cómodo estando allí.