La metodología Waldorf es una técnica de enseñanza que nace en las premisas establecidas por Rudolf Steiner. Esta pedagogía está basada en la libre instrucción por parte de los alumnos, es decir, que sean autónomos a la hora de ir realizando y adquiriendo los conocimientos a lo largo del propio proceso educativo. Esta metodología fomenta sobre todo el grupo cooperativo entre los estudiantes, centrando en cada etapa educativa diferentes hipótesis de trabajo y enseñanza, que los alumnos irán adquiriendo de forma paulatina cuando estén preparados para asimilar dichos conceptos.

En este caso, el docente es el encargado de ir observando a los niños y niñas en todo momento para ir introduciendo los conocimientos que precisen en cada una de las diferentes etapas educativas, fomentando en cada una de ellas las materias de arte, música y trabajos más artesanales y manipulativos.

Así, en la primera etapa educativa, en Infantil (0-6 años), la pedagogía Waldorf incluye el juego como motor principal para el propio aprendizaje, activando en el estudiante capacidades sumamente importantes, como son la creatividad o el juego simbólico y libre, y centrándose en aspectos del desarrollo evolutivo como la psicomotricidad.

En Educación Primaria (7-12 años) se hace hincapié en la búsqueda e investigación que debe hacer el alumnado de sus propios conocimientos, ya que se carece de libros de texto. Aunque la metodología no es partidaria del uso de las tecnologías, sí lo es de la exploración autónoma. Estas búsquedas no conllevan la realización de pruebas examinadoras, ya que todas estas actividades obtienen el resultado esperado por sí solas para desarrollar sus capacidades.

Por último, en la etapa de Educación Secundaria (13-16 años), las materias serán impartidas por especialistas, que, como en ambas etapas anteriores, inculcarán la búsqueda, investigación, autonomía y propio desarrollo de las competencias y capacidades del alumnado, que le proporcionarán las herramientas necesarias para la vida adulta.

Una de las ventajas más importantes de la pedagogía Waldorf es que parte siempre del propio momento del desarrollo en que se encuentra la persona para potenciar el aprendizaje más idóneo, abarcando todas las dimensiones del conocimiento.

Además, esta metodología se centra en el propio alumno y en lo que quiere aprender, en la investigación, la manipulación, el fomento de las capacidades y desarrollo evolutivo de los estudiantes y, sobre todo, en una reforma de los paradigmas tradicionales.

Así pues, esta metodología fomenta que los docentes partan de los intereses del alumnado para llevar a cabo sus intervenciones educativas, respetando sus ritmos de aprendizaje y desarrollo.

Al ‘evaluar’ sin necesidad de exámenes o pruebas escritas, sino utilizando otros métodos, el profesorado no está impartiendo la materia de forma que vaya ser examinada solo parte de la misma o preparando a los estudiantes para dicha prueba; más bien, activa la potencialidad de las capacidades que el niño tenga en cada una de las materias o áreas del conocimiento. Lo que se propicia con ello es que dichas competencias se desarrollen de una forma más óptima para el aprendizaje y crecimiento. La meta es impartir una enseñanza que motive al alumnado, consiguiendo que se sienta integrado en el proceso.