A lo largo de la historia tanto la cultura popular como la científica han utilizado diversos términos para definir al alumno con altas capacidades -pequeños genios, niños prodigio, superdotados€-, asumiendo que todos ellos gozaban de un cociente intelectual igual o superior a 130. Sin embargo, las últimas investigaciones en Psicología y Educación han comprobado que existen otras variables que influyen positivamente en el desarrollo de altas capacidades cognitivas del niño, por ejemplo: la creatividad, los talentos específicos, la motivación o el entorno socio-cultural.

Otra de las grandes dificultades de la intervención educativa en niños superdotados es la ausencia de un patrón único en sus competencias. Mientras que algunos alumnos muestran un alto rendimiento en la mayoría de las capacidades de desarrollo (lingüístico, lógico-matemática, social€); otros pueden ser brillantes en una determinada materia, es decir, poseen un talento especial, pero manifiestan dificultades en otras áreas.

Etapa infantil

A los niños que ya muestran en edades tempranas un potencial para desarrollar altas capacidades intelectuales se les suele denominar «precoces». Precoces en sus destrezas motoras, en su expresión oral, en lectura y escritura, en habilidades artísticas como la música o el dibujo. No obstante, ni el profesor ni los adultos que rodean al niño deben confundir precocidad con madurez. De hecho, muchos niños con un intelecto alto o capacidades extraordinarias pueden mostrar conductas «más infantiles» en comparación con sus compañeros de la misma edad cronológica.

Crear rincones de trabajo especializados (de cifras o letras) para ellos, solicitar su ayuda para trabajar con compañeros con necesidades o colaborar con el profesor son estrategias eficaces para los niños con altas capacidades.

Las actividades en el aula con los más pequeños deben estar pensadas para el desarrollo de sus habilidades lingüístico-matemáticas, pero, sobre todo, para estimular el pensamiento creativo del pequeño. Son recomendables plantear en clase creación de caligramas sobre cuentos, inventarse el final de un relato corto o elaborar una nueva con los personajes de esa misma historia; jugar a la hipótesis fantástica (¿qué pasaría si apareciera un dinosaurio en nuestra ciudad?); estimular los sentidos con olores, imágenes y sabores€ En definitiva, potenciar la imaginación del niño a través de juegos estimulantes y divertidos.

Aula de primaria

En Educación Primaria y Secundaria la intervención pedagógica para cubrir las necesidades del niño con altas capacidades se centrará en la ampliación de su currículum con un objetivo: estimular sus talentos. Para ello, el profesorado le garantizará un conocimiento profundo de esas áreas en las que mayor rendimiento obtiene.

En la materia de Matemáticas las tareas programadas para el alumno serán de mayor dificultad que las planteadas a sus iguales, sin caer en el error de sobrecagarle de deberes para casa. Dentro del aula, el profesor puede plantear actividades tan estimulantes como: competiciones de cálculo mental entre grupo de compañeros, aritmogramas o enseñarle lenguajes de programación acordes a su edad (Logo, Basic€).

Siguiendo esta misma línea, las actividades en el área lingüística tendrán como objetivo trabajar la comprensión lectora, la expresión escrita y oral y la creatividad del alumno. Algunos ejemplos serían: la creación de crucigramas, realizar cuentos-murales, jugar al Leogol (un programa para desarrollar la lectura integral) o encargarle la redacción de un blog para el colegio o instituto.