Hasta ahora, en muchos colegios, se ha venido tratando a los niños con alta sensibilidad (AS) como estudiantes con dificultades en el aprendizaje o alguna peculiaridad que supone un problema. Desde la educación sensible se quiere dar un giro copernicano, la alta sensibilidad no es un problema que se debe superar o neutralizar sino una oportunidad que se debe aprovechar, cultivar y poner al servicio de la autorrealización del niño y del bien común, afirma el experto Luisma Martínez.

Ya es suficientemente abrumadora y a veces difícil de gestionar por el niño para que encima, desde fuera, las personas que le quieren, le vean como un problema o como alguien que tiene problemas.

Según Luisma Martínez , tener AS no es solo un rasgo de personalidad que se deba educar, sino un núcleo de lo que es el niño y desde lo que se debe partir para ayudarle a madurar. Si se le ayuda bien, desarrollará una extraordinaria y saludable empatía, creatividad y capacidad de vivir profundamente emociones.

Con la educación sensible, no se ve la AS como un problema sino como un talento que se puede desarrollar de forma saludable y que enriquece a la persona y su comunidad. Según Luisma Martínez, si se educa la AS se pueden lograr resultados maravillosos, como disfrutar profundamente de emociones positivas y hacer disfrutar a los demás con su irradiación. Es cierto que si no se educa, la alta sensibilidad puede desbocar las emociones, irritación, enfados profundos, angustias por naderías pero si se le ayuda, puede aprender a gestionar su emotividad y ponerla al servicio de sus desarrollo personal y social.

Ciertamente, la AS lleva al niño a sufrir desproporcionadamente, pero esta capacidad de sufrir le lleva a aceptar con sencillez todos los altibajos de la vida. Cuando el niño con AS encuentra experiencias de vida difíciles o emociones negativas, no se aleja de ellas, sino que las afronta con todo su ser, lo que se podría decir, de una forma holística. El problema es que si no se le dan las herramientas, esto le hará cada vez más sufrido, ansioso o deprimido, a la vez que mantiene altas esperanzas y deseos de resurgir como el Ave Fénix, y resurgirá pero si se le acompaña con la misma esperanza.

Obstáculos de la vida

La AS permite al niño encontrar significado y belleza en los obstáculos de la vida y lo usan para cultivar su capacidad de recuperación y empatía. Estos niños conectan con la alegría y el dolor por igual, y les apasiona sentir la verdadera y auténtica profundidad de la interioridad humana.

Esta sensibilidad les permite apreciar el arte y la belleza y mostrarla con originalidad para que los demás lleguen a atisbas eso que vivencia porque anhelan compartirlo. Si esto no se educa, la música, las películas, las series, las imágenes todo se convertirá en un vulgar sucedáneo que le proporcione dopamina, pero si se le educa encontrará y hará arte. Si no se le ridiculiza vivirá su encuentro con la naturaleza con ternura encontrando belleza hasta en las malas hierbas y lo cotidiano de su alrededor. Pero requiere respeto o como el caracol, tenderá a protegerse en su caparazón y correr como pollo sin cabeza tratando de complacer a los demás para sentirse aceptado.

La sensibilidad no debe confundirse con blandenguería o capricho, sobre todo es capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otra persona. La AS no solo permite sentir compasión, simpatía y alegría por los demás; sino que incluso permite sentir los sentimientos de otras personas como si fueran suyos.