Realmente no sé dónde van a parar€. -Mamá contemplaba un montón de calcetines desparejados apilados en el centro del cuarto de baño-. ¿Cómo es posible que meta los dos calcetines en la lavadora y uno siempre desaparezca? ¡Durante los últimos años he ido acumulando una bolsa enorme de calcetines desparejados! Eso significa que en algún lugar de esta casa se esconde todo un ejército de calcetines sueltos€

- Quizás se los come la lavadora- pensó en voz alta Bárbara; sus padres la llamaban simplemente "B" porque era mucho más corto-. O, tal vez, uno de cada dos calcetines se disuelve en el agua€

- Parecen tan tristes sin parejas€ - suspiró mamá.

- Te digo que es culpa de esta máquina voraz -retumbó la voz de B cuando la niña metió la cabeza en el tambor de la lavadora para asegurarse de que no quedaba nada dentro.

- Puede que tengas razón. En ese caso, solo hay una persona que nos puede ayudar.

- Mamá cogió el teléfono y llamó al fontanero.

El técnico dio primero varios golpecitos a la lavadora, luego limpió el filtro, echó un vistazo al motor y revisó la correa. Después le pidió a mamá que le preparase una infusión, olisqueó el fuelle de la puerta, pulsó varios botones, se rascó la cabeza y volvió a dar golpes al tambor.

- Miremos en el suelo- dijo por fin-. Tal vez los calcetines simplemente caen debajo de la lavadora.

Con la ayuda de Mamá y de la pequeña B movieron el aparato. Pero, en vez de los calcetines, encontraron un gran agujero.

- Bueno, bueno. Problema resuelto.- La cara del fontanero se iluminó con una sonrisa triunfal-. Ya sabemos lo que ha ocurrido.

- ¿Y qué ha ocurrido?- preguntaron mamá y la pequeña B a la vez.

- ¡Se han escapado, los muy pillines!- El técnico introdujo un dedo en el agujero, pero no encontró nada dentro-. Está más claro que el agua: los calcetines se han largado. Yo aquí no pinto nada, señoras, no puedo ayudarlas. Si un calcetín elige la libertad, yo no puedo hacer nada al respecto.

- ¿Pero adónde se han escapado? -preguntó B.

- Lamentablemente, no tengo ni idea, pero la experiencia me dice que pueden estar en cualquier parte.

El fontanero recogió sus herramientas, cobró por el servicio, hizo un saludo militar y se fue, dejando a Mamá y a la pequeña B con la colección de calcetines desparejados.

- Espero que no les pase nada malo y que vuelvan a casa algún día -susurró B.

- Los estaremos esperando -dijo mamá con voz solemne, y abrazó a su hija.

  • Tomado de: Las increíbles aventuras de 10 calcetines fugitivos (cuatro derechos y seis izquierdos)
  • Autora: Justyna Bednarek
  • Ilustrador: Daniel de Latour
  • Editorial: Duomo ediciones