Ciento cincuenta centros educativos de la Región de Murcia tendrán durante este curso un juez de paz, elegido de entre los alumnos, que asumirá la función de conciliador de conflictos mediante la participación, el consenso y la reparación de los daños ocasionados, fomentando de esta forma un clima de convivencia que favorece la prevención. De esta forma, se puede poner freno a cuestiones tan preocupantes como la violencia en las aulas y el acoso escolar.

La Consejería de Educación y Cultura ha puesto en marcha un curso más el programa 'Educando en Justicia', una de las medidas que contribuyen a la mejora de la convivencia escolar. El objetivo de esta iniciativa, de la que el pasado curso se beneficiaron unos 45.000 alumnos de 132 centros educativos de la Región, es «inculcar el sentido de la justicia entre el alumnado y mejorar la convivencia escolar a través del diálogo y el consenso».

Así lo destacó la consejera de Educación y Cultura, Esperanza Moreno, en la presentación de la XIV edición del programa educativo, durante un acto celebrado en la Ciudad de la Justicia de Murcia, en el que participaron un centenar de alumnos en representación de los centros Nuestra Señora de Las Lágrimas, de Cabezo de Torres (Murcia); Mediterráneo, de Cartagena; San Buenaventura, de Murcia; Miguel Espinosa, de Murcia; y Gil de Junterón, de Beniel.

'Educando en Justicia' es un programa que el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJ) y la Consejería de Educación y Cultura desarrollan en la Región desde el curso 2006-2007. Este programa contribuye a educar en valores, trabajar el sentido de la justicia en los centros educativos y acercar la institución judicial a los escolares, a quienes se explica su funcionamiento.

La consejera, que estuvo acompañada por el presidente del TSJ, Miguel Pascual de Riquelme; por el fiscal jefe de la Región de Murcia, José Luis Díaz Manzanera; y por el magistrado Joaquín Ángel de Domingo, aseguró que «las experiencias acumuladas hasta ahora demuestran que esta iniciativa contribuye a prevenir el acoso escolar, la violencia de género y los conflictos en las aulas, a través de la formación, tanto del profesorado como del alumnado, a través de la metodología de la mediación/conciliación y de la figura del juez de paz educativo».

Alumnos conciliadores

Los jueces de paz de los centros escolares son alumnos que asumen la función de conciliadores de conflictos mediante la participación, el consenso y la reparación de los daños ocasionados, fomentando de esta forma un clima de convivencia que favorece la prevención. Así, se consigue que las partes lleguen a un acuerdo sobre sus diferencias en beneficio de la convivencia escolar e implican a los estudiantes en la resolución directa de sus problemas.

La participación en el programa ha aumentado de forma exponencial a lo largo de los últimos cursos escolares, al pasar de 20.000 alumnos en 65 centros en el curso 2013-2014 a los 45.000 alumnos de 132 centros de la pasada edición. Los alumnos participantes, pues, se han más que duplicado en apenas cinco cursos.

El programa arranca de nuevo en el presente curso escolar 2019-2020 y se prevé que esta nueva edición de 'Educando en Justicia' pueda llegar a 150 centros educativos de la Región.

Promover el diálogo

La experiencia cotidiana de los centros educativos ha venido demostrando que, cuando existen iniciativas que promueven el diálogo como medio de resolución de los conflictos, se construye un ambiente realmente favorecedor del aprendizaje y de unas relaciones armoniosas entre los distintos miembros de la comunidad educativa.

El tratamiento de los problemas disciplinarios a través de procedimientos marcadamente sancionadores representa una medida excepcional en aquellos centros en los que toda la comunidad educativa está implicada en la resolución pacífica de conflictos mediante el diálogo como máxima permanente.

Así, la primordial finalidad de las medidas educativas tiene que ser, además de promover la ejemplaridad, contribuir a la formación personal de los escolares. Por ello, todo el proceso seguido en la imposición de las medidas debe realizarse sin virulencia y con serenidad, facilitando la reflexión de los sancionados sobre los actos cometidos y sobre sus relaciones con el centro educativo, para que lleguen a apreciar los beneficios formativos que de él reciben.

En este contexto, el proyecto Juez de Paz Educativo es considerado como una medida del Plan Regional de Convivencia de la Consejería de Educación y Cultura en el que se propone considerar a los alumnos y alumnas como primeros destinatarios de una educación de calidad que deben corresponsabilizarse en una cuota importante en la mejora del clima escolar.

Precisamente, este Proyecto pretende ofrecer una respuesta intermedia entre esas medidas más preventivas y la corrección disciplinaria en su sentido más estricto.