Con la llegada del mes de noviembre, el frío ha llamado a nuestra puerta y poco a poco ya se va notando la bajada de temperaturas que más de uno añorábamos para poder sacar la ropa más de abrigo.

Para entrar en calor, seguramente un buen remedio son las castañas y boniatos típicas de estas fechas, y más de uno recordará aquellas fiestas en el patio del colegio donde la castañera vestida con atuendos típicos nos repartía castañas y así combatir el frío.

La verdad es que cada vez más, la sensación térmica de frío es menor, bien por la estructuras de las viviendas que gozan de mejor aislante térmico que antes o también por la ropa que llevamos, que garantiza una mejor protección frente al frío.

Sin duda, uno de los dilemas que surgen en cuanto a la ropa de abrigo es cuando los papas se disponen a vestir a sus hijos pequeños, ya que no pueden averiguar el frío que tienen hasta que comiencen a hablar.

Es en este momento donde sale la intuición materna o paterna, para poder vestir a nuestro hijo con más o menos ropa, con la inseguridad de si va a pasar frío o va a pasar calor.

Un error muy normal con los pequeños, en relación con la ropa de abrigo, es la de ponerlos en la sillita del coche como si a una expedición hacia el polo norte nos dispusiéramos a hacer.

A la hora de subir al coche es de vital importancia que el cinturón de seguridad funcione de manera efectiva. Es por ello que debemos de subirlos a su sillita sin abrigos, ya que los abrigos, al ser tan voluminosos, hacen que el cinturón no se ajuste al cuerpo de forma debida.

Cuando apretamos el arnés del sistema de retención infantil sobre un abrigo, no lo estamos haciendo sobre el cuerpo del niño, es por ello que si la prenda es más gruesa de lo normal, cuando el cinturón entra en acción y se tensa con fuerza, el tejido se desinfla como si fuera una cámara de aire, y esto puede dejar espacio suficiente para que el pequeño salga despedido en caso de accidente.

En mi opinión, si queremos abrigar a nuestro hijo en el coche, es mejor que le pongamos alguna mantita por encima, de esta manera conseguiremos que el cinturón funcione correctamente y en caso de accidente reduciremos considerable el número de lesiones, a la misma vez que también el niño se encontrará abrigado con un elemento que no interfiera en la seguridad.