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Opinión | NOTICIAS DEL ANTROPOCENO

¿Por qué China lo fabrica todo?

En una de las últimas publicaciones profundiza en las razones por las cuales China sigue ocupando la posición de ‘factoría del mundo’ cuatro décadas después de haber iniciado su modelo de capitalismo de Estado con rasgos chinos. China, considerada por la ONU como una economía de ingresos medio alto, debería haber entrado hace al menos una década en una fase diferente, en la que el aumento de los salarios debiera haber provocado un aumento sustancial del consumo y, como mínimo, un aumento considerable de importaciones que habría equilibrado su balanza de pagos con el resto de los países con los que mantiene relaciones comerciales. Por otra parte, otros países en el Tercer Mundo (de África básicamente, pero también en Asia o Sudamérica) deberían estar prestando a la industria su mano de obra barata en un proceso natural de difusión de la riqueza, como dicta la teoría de la Globalización.

En vez de eso, el poder de coerción y manipulación de la población y la economía por parte del Gobierno chino, mantiene artificialmente bajos los salarios de la población y por tanto (al contrario de lo que proclama el Partido Comunista en el poder) reprime en la práctica el consumo de sus ciudadanos. A eso se añade que la escasa cobertura sanitaria, el nulo subsidio de paro y la escasez de las pensiones públicas, hace que la propensión al ahorro para protegerse de gastos imprevistos y los inducidos por la edad, mantenga una impresionante propensión al ahorro.

China se protege así de unos ciudadanos potencialmente más ricos y seguros de sí mismos, que podrían tener tentaciones de reivindicar más libertades ciudadanas que pondrían el peligro el control del Partido sobre sus vidas. El precio que se paga es aumentar las tensiones con terceros países que ven sus industrias y sus empleos desaparecer a manos de las importaciones de China, sin la compensación de aumentar sus propias exportaciones.

Ese desequilibrio está ya generando muchas tensiones, empezando por Europa y Estados Unidos. Y tarde o temprano, los países del Tercer Mundo que debieran estar ya fabricando productos a cuenta de terceros (empezando por las empresas chinas) acabarán rebelándose contra el statu quo impuesto por el PCCh.

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