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Opinión | La Feliz Gobernación

Felices y contentos

Yellow Day: ¿es este martes el día más feliz día del año? El psicólogo responde

Yellow Day: ¿es este martes el día más feliz día del año? El psicólogo responde / Freepik

Una vez me dejé matricular en un curso de coaching, sea lo que sea el coaching, en el que intentaron convencerme de que hay dos tipos de salario: uno, el que figura en la nómina, y otro al que llaman emocional. El salario emocional es una síntesis de pequeñas gratificaciones: primero, la satisfacción de tener un trabajo, cosa que no tiene todo el mundo; segundo, que ese trabajo te guste e incluso te permita disfrutar en las horas que le dedicas, y tercero, que haya buen rollito entre los compañeros y los jefes o de los jefes con sus empleados. Se supone que si tienes un salario emocional, el otro, el que llega a tu cuenta corriente como recompensa por la prestación de tu trabajo, es poco importante, y daría casi igual que lo consideraras menguado.

Los murcianos, por lo que se ve, somos muy partidarios del salario emocional. Más de la mitad de la población tiene dificultades para llegar a final de mes, pero la mayoría se confiesa feliz. Así lo confirma la edición de este año de la Encuenta de Calidad y Hábitos de Vida de la cátedra de Políticas Públicas, de la que se da cuenta con mayor rigor en otra página del periódico. Los murcianos somos felices, a pesar de las carencias económicas, de la precariedad de servicios públicos esenciales y de lo dura que es por aquí la lucha por la vida.

¿Y a qué se debe este estado de beatitud? Pues a que tenemos mayoritariamente tres prioridades que pretendemos ver satisfechas, tres refugios: la familia, la vivienda (el techo, el lar), y los amigos, el círculo, el espacio de la relación social, ya sea para jugar al julepe, para ver el fútbol o para criticar al Gobierno en el bar. Siendo ésta la cresta de la pirámide de nuestros intereses, la ecuación da como resultado que somos una sociedad mayoritariamente conservadora del tipo Virgencica, que me quede como estoy. ¿Cambiar para qué? Somos felices así. ¿Preocuparnos por algo que esté más allá de nuestro ombligo? Respuesta: ¿se preocupa alguien por nuestros ombligos?

Y resuelto que somos estructuralmente conservadores, hay una inquietud prioritaria: la seguridad. Queremos sentirnos seguros con lo poco que tenemos. Lo que más nos perturba es que ese estatus conformista pueda ser alterado.

Tenemos indicadores deficientes, pero somos felices. ¿Se entiende ahora todo?

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