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Opinión | El blog del funcionario

Mazón no se irá, lo echará el pueblo

La mayoría de las asociaciones de los fallecidos han demostrado una madurez, una responsabilidad y un compromiso que está siendo todo un ejemplo

Decenas de personas durante una concentración para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, un año después de la dana.

Decenas de personas durante una concentración para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, un año después de la dana. / Lorena Sopena

A Mazón no se lo va a cargar ni Feijóo ni diez días de reflexión. A Mazón terminará cargándoselo el pueblo valenciano.

Que nadie olvide que hace unos días, tanto el líder gallego como los presidentes autonómicos le abrazaban, vitoreaban y aplaudían como si fuera él la víctima y no el verdugo.

Cuando uno ve, lee y escucha a los familiares de las víctimas, no hay otra que sentirse orgulloso de ellos y ellas. La mayoría de las asociaciones de los fallecidos han demostrado una madurez, una responsabilidad y un compromiso que está siendo todo un ejemplo a seguir por la clase política, incluido el propio rey emérito, que no olvidemos sigue dándonos hostias en la frente y riéndose de sus súbditos.

Si al presidente Mazón le ha dolido que le llamen «rata», «asesino», «sinvergüenza», imagino que tiene que doler mucho más pensar que tu hija, tus padres, tus hermanos y amigos podrían estar vivos si alguien hubiera avisado y recomendado no salir a la calle antes de que el agua y el barro se llevara por delante tantas vidas inocentes.

La muerte algunas veces no avisa, unas veces en forma de infarto, otras en forma de accidente, te agarra por el cuello y te sumerge en un pozo que parece no tocar fondo, pero la vida sí puede avisar, y los que hoy están con vida, no avisaron de que la muerte en forma de riada venía recorriendo ramblas y calles, inundando bajos y reventando puertas, arrasando y llevándose con ella todo lo que se interponía en su camino.

No, Mazón podrá reflexionar, podrá tomarse unos días, podrá, después de bailar el pasado día 29 de octubre sobre la lápida de 229 muertos, sentir cómo su corazón ha sufrido un arañazo o una puñalada fría y tajante, pero no dimitirá, ni tampoco Feijóo, más de un año después, le pedirá que abandone el cargo, quien realmente provocará su caída no será tampoco la oposición ni los medios de comunicación, sino su propio pueblo, ese que cada mes sale a las calles a pedir justicia y verdad.

Y cuando Mazón se marche y pase a disposición judicial, se irá con él la mentira, la ignominia, la indecencia y la inmoralidad.

No, Mazón no se irá, lo echarán.

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