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Opinión | La Feliz Gobernación

No te voy a dejar el coche

La alcaldesa de Ceutí, Sonia Almela, durante su toma de posesión a finales de 2023.

La alcaldesa de Ceutí, Sonia Almela, durante su toma de posesión a finales de 2023. / Juan Carlos Caval

Vicente Martínez Gadea, comisario de la colectiva Querido Antonio, que fue clausurada el pasado domingo después de dos meses de exposición en el Palacio del Almudí, en Murcia, habría deseado mostrar de nuevo el coche creado por Antonio Ballester, en cuyo homenaje participaron diversos artistas. El coche fue expuesto en 2002 en el Colegio de Arquitectos (One Car Show, tituló aquel acontecimiento) en una muestra en que junto a la pieza central se exhibían los dibujos, croquis y materiales que durante años habían constituído una obsesión personalísima. Precisamente porque la construcción de ese coche resultaba muy representativa de los empeños del artista, el comisario decidió que era importante contar con él, y sabía dónde estaba: Ballester lo había cedido al Ayuntamiento de Ceutí por el precio de un euro.

Pues bien, Martínez Gadea intentó ponerse en contacto con la alcaldesa de la localidad, la socialista Sonia Almela, sin éxito, aunque visitó dos veces el Ayuntamiento y dejó recado de cuál era la razón de su interés. Tenía confianza en que la alcaldesa entendiera su demanda por el dato añadido de que es licenciada en Historia del Arte y técnico en Gestión de Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural. Pero como el tiempo apremiaba y no conseguía el contacto decidió sustituir el coche por otro vehículo, éste de dos ruedas, la fabulosa pieza Otto el de la moto. Y en esas recibió una llamada de alguien que decía ser concejal de Cultura de Ceutí, quien le espetó de buenas a primeras:

—No te voy a dejar el coche.

El comisario intentó indagar los motivos de tan contundente decisión, pero obtuvo por respuesta:

—No te voy a dejar el coche.

A la vista de que él mismo había decidido sustituir la pieza acuciado por la fecha de la inauguración, dado el desdén municipal, Martínez Gadea echó los restos, y explicó al concejal la obligación de las Administraciones para la divulgación de su patrimonio artístico, apeló a la generosidad de Ballestar al ceder uno de sus artefactos más preciados al Ayuntamiento, y hasta el beneficio de imagen que tendría para éste exhibir la propiedad de la obra. El concejal aguantó el discurso y replicó:

—No te voy a dejar el coche.

La pregunta es para la UCO: ¿qué habrán hecho con el coche?

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