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Opinión | Apuntes del natural

Enfado y ciruelas

Ábalos.

Ábalos.

Cine y literatura. He comenzado a ver la película Sátántangó. Ya que no he leído nada del nuevo premio Nobel de Literatura, Lázló Krasznahorkai, al menos poder ver esta adaptación de un libro suyo en la que él mismo trabajó en el guion. Como la película dura siete horas, ya les contaré a ustedes cómo va avanzando la cosa. La primera hora es preciosa de fotografía. Salen unas vacas y andan por el barro de las calles de un pueblo. Lo que se dice personas todavía no han salido. Está claro que hay que tomárselo con calma.

Quiero andar. Por un carril de la huerta de Murcia va una señora andando con un carro de la compra. Un coche que pasa se para a su lado, el conductor baja el cristal de la ventanilla y le pregunta a la mujer: «Paquita, ¿te llevo hasta tu casa?». «No, hijo», le responde ella, «que he cogido cuatro kilos de estar en el sofá sentá’ todo el día y tengo que perderlos, que se me ha quedado toda la ropa pequeña».

Novela. En la Feria del Libro compré varios y hay uno que me gustaría recomendarles porque es muy curioso. Se titula Príncipe Quípar, el último íbero de Karabaj, y su autor es José Blanc, editorial Gollarín. Es una novela ambientada en el siglo II y tiene su planteamiento, su nudo y su desenlace, se lee con facilidad y es divertida. Pero lo más interesante para mí es el contexto donde se desarrolla, Caravaca como centro y las aldeas y pueblos cercanos que existieron en esa época, situando la acción en lugares cuyos restos han sido descubiertos en la zona, como villas, termas, fortalezas, etc. Y llama la atención lo muy trabajado que está el libro en cuanto a la investigación histórica y a la multitud de detalles que aparecen referidos a la fauna, a la flora y a las características del paisaje. Lacedemón, Begastrum, Asso, Gorgonegro, Qalashbarra, y romanos e íberos viviendo por allí, con sus cuitas. Muy entretenida la novela.

Babreados. Ya se pueden ustedes imaginar cómo están los vecinos de los municipios del Mar Menor y los del campo de Cartagena afectados por el estropicio de la dana en las conducciones de agua y la gente allí duchándose con una jarra y hasta el pelo de aguantar la situación. Ellos suponen que no será fácil arreglarlo, pero no están seguros de que los responsables políticos se estén dando la suficiente prisa.

Mucho perro. Parece ser que Tamara Falcó, al no haber conseguido tener críos, cuestión esta en la que ella y su marido tenían mucho interés, está llenando la casa de perros. Ya tiene cuatro. Menudo palo, oiga. Sacarlos a pasear, bañarlos, llevarlos al veterinario, que si este no mea, que si este está deprimido, que si los castro o no los castro, que si no los castra puede juntarse con diecisiete. En fin, que son muchos cuatro perros en una casa, pobre mujer.

Está claro. En una frutería de esas atendidas por pakistaníes, una mujer mayor le dice al joven dependiente: «Que sepas que las ciruelas que me llevé ayer están duras como las piedras». El chico le responde con una sonrisa: «Tú no meter en frigorífico, tú dejar unos días fuera y ellas ponerse blandas y muy buenas». Ella lo mira y con cara de disgusto le espeta: «¿Y por qué no las sacas tú y las vendes cuando estén para comérselas, coño?».

Serie. He tenido la peregrina idea de ver Monstruo, la historia de Ed Gein, una de esas que va de un asesino en serie americano de los que allí han proliferado. El que sea una historia real te impresiona aún más, y en este caso es de un retorcido total. Lo que llama la atención es que de las barbaridades que cometió este tío, que estaba absolutamente loco, se inspiraron varios cineastas para hacer sus películas de terror, por ejemplo, el personaje del asesino en Psicosis, o el que mata mujeres para hacerse un vestido con su piel en El silencio de los corderos, o el de la sierra mecánica de La matanza de Texas. No me gustan las de terror, pero esta me enganchó desde el principio.

Extraterrestres. A ver quién se lleva los cinco millones de dólares de premio del torneo de tenis Six Kings Slam que juegan Alcaraz y Sinner. Ustedes ya lo sabrán porque leerán esto el domingo, pero yo no, porque escribo el viernes. He visto el partido de Alcaraz contra Fritz y está claro que la cosa va entre el número uno y el dos del tenis, los demás están ahí, pero ellos son de otra galaxia.

Asco. Yo no sé a ustedes, pero a mí se me sube la sangre a la cabeza cuando veo al tal Koldo y al tal Ávalos en la tele entrando o saliendo de los juzgados o en cualquier otro sitio. Y claro está que me repugna lo del dinero que puedan haberse llevado, pero me da más asco todavía que sean los autores de esas conversaciones por WhatsApp sobre las prostitutas y sus servicios, sobre los pagos efectuados por el ayudante a los gastos del jefe, sobre esas entregas de dinero para esto y para lo otro, mientras que hablan de los trabajos conseguidos para las amantes.

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