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Opinión | Misa de doce

No es lo mismo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) saluda al presidente de Estados Unidos, Donald Trump (d), antes de la ceremonia de firma del plan de paz para Oriente Próximo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) saluda al presidente de Estados Unidos, Donald Trump (d), antes de la ceremonia de firma del plan de paz para Oriente Próximo / Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

«En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira».

Como bien representa el verso del poema Las dos linternas compuesto por Ramón de Campoamor, la realidad no es absoluta, sino relativa a la perspectiva, cultura y opiniones preconcebidas que cada uno de nosotros tenemos. Y para muestra solo hemos de observar la reacción que la opinión pública de nuestro país ha tenido a las palabras dirigidas por Donald Trump a Pedro Sánchez durante el acto de firma del Plan de Paz para Oriente Próximo celebrado en Sharm el Sheij, Egipto, a la que acudieron 29 líderes mundiales, 26 de ellos jefes de Estado o de Gobierno, y en la que el presidente estadounidense Donald Trump hizo las veces de maestro de ceremonias sometiendo al resto de sus homólogos a un besamanos, como si se tratara de la mismísima Geperudeta, y tratando con autoritarismo a modo de vasallos al resto de líderes mundiales.

El saludo entre Donald Trump y Pedro Sánchez apenas duró quince segundos. Quince segundos que han vertido ríos de tinta y que han llenado horas y horas de telediarios, tertulias políticas y demás mentideros públicos. Fíjense ustedes cómo tendremos las cabezas de amuebladas que han pasado ya cinco días del apretón de manos y aún andamos sacándole punta al lápiz, algunos más afanados que otros, para seguir escribiendo sobre el ‘affair’ y las consecuencias originadas por el mismo.

El encuentro se ha analizado minuciosamente y todo tipo de expertos en lenguaje gestual han diseccionado, fotograma a fotograma, las imágenes del saludo entre ambos mandatarios. Probablemente hayan sido los quince segundos más estudiados de nuestra historia reciente, algo que por otra parte parece que nos importa bien poco ya que nuestra visión está tan sesgada y polarizada, que sólo atendemos al juicio y valoración del grupo mediático al que estamos alineados.

Y es que si uno lee la prensa de izquierdas, Donald Trump saluda cariñosamente al presidente del Gobierno felicitándolo por su buen trabajo. Por contra, si ojeamos la prensa más conservadora, publica que el presidente yanqui interpela a Sánchez por no asumir el 5% del PIB en gasto militar, preguntando al resto de líderes presentes si están intentando convencerlo de ello y felicitándoles por su buen trabajo.

Es importante, muy importante, leer bien los signos de puntuación y sobre todo, en este caso, prestar atención a la entonación y retórica en un discurso.

No es lo mismo: «No tenga compasión», que: «No, tenga compasión». No es lo mismo.

No es lo mismo: «El papa está en Roma», que: «El papá está en Roma». No es lo mismo.

No es lo mismo: «Lo hiciste tú», que: «¿Lo hiciste tú?». No es lo mismo.

No es lo mismo: «¿Estáis intentando convencerlo de lo del PIB? Nos acercaremos, nos acercaremos. Estáis haciendo un fantástico trabajo», que: «¿Estáis trabajando sobre el tema del PIB? Nos acercaremos, pero estáis haciendo un fantástico trabajo». No es lo mismo.

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