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Opinión | Mujeres interesantes

María Martínez

Fuensanta Marín, la librera apasionada

Durante los días pasados, cuando recorrí las casetas de la Feria Bonica, la del Libro de nuestra capital, como si de un tren detenido se tratara, miro, hojeo, compro y respiro un ambiente acogedor y festivo (feriado). Hago parada para hablar con Fuensanta Marín Vegara, dignísima heredera del negocio familiar compartido con su padre, el sabio Diego, y su madre, Lolita, invisible en la oficina, a quien la hija reivindica.

Orgullosa de sus padres y de su formación en el Colegio Jesús María interiorizó la pasión y la disciplina en el oficio. Es Fuensanta una conversadora locuaz, rápida, memoriosa, que lee y lee. Su primer recuerdo literario es el de su padre contándole un relato en la playa cuando tendría unos cinco años, y enseguida sus primeras lecturas (las de la colección de Rosa Caramelo de Ana Turín). Echó los dientes en la librería a donde iba al salir de clase. Amante de la lectura, tiene un hijo e hija (mellizos de 24 años, universitarios), casada con abogado, José Antonio, su vida discurre entregada a la librería. No se queja y asume que no ha podido disfrutar tanto de los hijos, aunque para nada se lo reprochan porque además esperan que compense con los nietos.

Gusta de pasear por la naturaleza para relajarse y de visitar solitaria museos (pintura impresionista, además de Velázquez y Goya), y elige Italia como viaje recurrente. Extrovertida, jovial y muy amable, de rasgos suaves y ojos parlantes, delgada (su dieta es mediterránea) y de apariencia sencilla, se adorna con joyas clásicas. Ella es apasionada de la vida (elije el color rojo: pasión) y ha conseguido hacerse su propio espacio en la conocida librería: El Rincón de Fuensanta. Así ha adquirido su propia personalidad profesional.

No se aventura a vaticinar el Nobel antes de que se anuncie, y expresa que debe primar la valía y la trayectoria, sin diferencia de género. Reivindica a Carmen Martín Gaite y a Ana María Matute. A sus hijos les recomienda que elijan bien la profesión para que las horas no les pesen. A esta mujer infatigable le falta tiempo.

De la clientela hace amigos, porque las charlas de libros devienen en conversaciones personalizadas. De entre otros títulos, habla de una historia amorosa (Serenata para Nadia, Zulfi Livaneli), de supervivientes de un barco británico (Los náufragos del Wager, David Grann), ambos basados en hechos reales, o de la fascinante Clarissa (Stefan Zweig), y etcétera, etcétera. Es una Sherezade moderna, que desde su preciado rincón narra y recomienda lecturas: vertiente altruista de ayuda a los demás a través de la literatura.

Fuensanta, apasionada librera, igual que echó dientes encanecerá con pasión en la librería. Que así sea. Quedo agradecida.

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