Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión | El prisma

@PabloMolinaLD

¿Por qué otra polémica sobre el aborto? | El derecho a matar inocentes

Los defensores del aborto cambiaron de estrategia para convertir la muerte intencionada de un bebé no nacido en un derecho de la mujer

Imagen de archivo de una mujer embarazada.

Imagen de archivo de una mujer embarazada. / EFE/Orlando Barría

El aborto es la muerte intencionada de un ser humano, con sus 23 pares de cromosomas distintos de sus padres biológicos, cuya vida se elimina con la intervención de un médico abortista en una clínica especializada. Hasta hace unas décadas, los partidarios del aborto sostenían que el feto no es un ser vivo, sino un conjunto de células aglutinadas en un tejido que se puede eliminar como se hace con cualquier nódulo corporal. Sin embargo, los avances de la medicina, la fisiología y la genética han demostrado sin lugar a dudas que estamos ante un ser humano, distinto de la madre, con sus órganos perfectamente definidos desde las primeras semanas de gestación.

Abortada (nunca mejor dicho) la hipótesis de las células sin vida, los defensores del aborto cambiaron de estrategia para convertir la muerte intencionada de un bebé no nacido en un derecho de la mujer. Este cambio es una carga de profundidad que da la vuelta por completo al enfoque con que los gobiernos habían afrontado el problema del aborto. De ser un delito (en tanto que se priva a un ser humano intencionadamente de su derecho a la vida) despenalizado en ciertos supuestos, ahora estamos ante un derecho de la mujer (el padre no decide nada aquí), para que lo ejerza sin trabas y cada vez que lo considere oportuno.

Resulta interesante la manera en que los medios de comunicación tratan el tema del aborto. Mientras que estamos hartos de ver en películas, documentales y series de tv escenas de todo tipo, con un nivel de crudeza aberrante en muchos casos, nunca se nos ha permitido a los espectadores ver cómo se hace un aborto en realidad. El concepto lo sabemos: la placenta se inunda con una solución salina que quema al bebé hasta la muerte o se le inyecta una sustancia mortal en el corazón o en el bulbo raquídeo, según los casos. Después se secciona su cuerpo en trozos más pequeños y, finalmente, se aspira junto con la placenta y se envía todo al cachumbo de los residuos.

Los partidarios del aborto sostienen que cada vez que se asesina a un bebé no nacido con esos métodos atroces, un derecho legítimo ha sido felizmente ejercitado por la mamá de la criatura. ¿Por qué no nos dejan asistir al proceso para que todos podamos alegrarnos con ella también?

Agotados los tristes réditos de la flotilla perroflauta, en su singladura atolondrada para llevar a Gaza una ayuda humanitaria que nunca existió, el Gobierno y sus socios han decidido traer a la palestra el aborto, aprovechando una moción de la Asamblea de Madrid en la que se pedía apoyo para las mujeres que están dudando si llevar o no a término su embarazo. La respuesta del sanchismo ha sido proponer que el derecho al aborto se consagre específicamente en la Constitución.

Por supuesto, al psicópata y sus palmeros les traen sin cuidado las consecuencias del aborto y los debates filosóficos al respecto. Se trata de seguir tapando los efluvios mefíticos de la corrupción que acorrala a Sánchez, su gobierno y su partido, agudizando las contradicciones de su principal rival político para que se retrate también en un asunto tan polémico.

El PP es partidario del aborto, eso está claro, pero con ciertos reparos. De hecho, se opone a que se considere un derecho constitucional, pero eso es una mera cuestión de tiempo. En 8-10 años dará por buena también esta aberración y seguirá tratando de heredar al PSOE evitando cualquier compromiso moral.

El problema es que ahora tiene a Vox a su derecha, un partido que actúa en estos asuntos sin el tradicional complejo pepero. Eso también lo ha visto muy bien Sánchez. Sacando a la palestra estos asuntos acojona a Feijóo y encumbra a Abascal. Y en 2027, vuelta a gobernar.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents