Opinión | La Feliz Gobernación
Nadie quiere ser Mazón
Tanta hiperactividad preventiva de López Miras y Lucas ante la dana, conociendo el percal, conducía a suponer que ambos pretendían fijar su implicación en la respuesta a los elementos mientras de reojo se escrutaban mutuamente en espera del fallo ajeno

Ilustración el mensaje de alerta que llega a los móviles en una istuación de emergencia. / L.O.
Algo positivo dejó en herencia la actitud de Carlos Mazón cuando la dana valenciana. Su inicial descuido, desentendimiento o mal cálculo sobre lo que en determinadas circunstancias ha de ser lo prioritario lo han dejado noqueado a pesar de que, apoyado en los resortes de poder, aspira a recuperar la vitalidad desde el estado zombi. Su descrédito como gestor en situaciones de crisis alcanzó también a Núñez Feijóo al poner en evidencia que sus reclamos de responsabilidad política dirigidos al Gobierno socialista no se compadecen con las decisiones que en correspondencia debiera adoptar cuando son los propios quienes incurren en flagrante desatino.
Lo de Mazón fue muy llamativo, y más porque daba lugar a interpretaciones libérrimas: el restaurante El Ventorro ha eliminado de su fachada el rótulo con el nombre del restaurante en evitación de que haya quienes se hagan selfies ante él para presumir en redes de que han visitado ‘el lugar de los hechos’. Pero esto no empaña que del mismo modo alcanzaran las críticas a la Administración central y al organismo de cuenca también por posibles desentendimientos iniciales o por imprevisiones estructurales. La defensa de unos se establecía sobre la falta de responsabilidad de los otros, llevando la confrontación política al escenario de la tragedia, y prácticamente desde el primer momento.
Que viene Alice
En consecuencia, ningún presidente autonómico quiere ser Mazón, y eso, digo, es la lección positiva que dejó la dana valenciana, así como ha hecho que la Administración central agudice su atención cuando se anuncian situaciones que podrían ser equivalentes. De ahí que desde que los hombres y mujeres del tiempo empezaron esta semana a dibujar el mapa de la Región en colores de alerta por la proximidad de Alice, tanto al presidente, Fernando López Miras, como al delegado del Gobierno, Francisco Lucas, les entrara el furor tuitero, compitiendo en intentar demostrar que estaban al timón por lo que pudiera pasar. Lucas anunciaba que todas las fuerzas del Estado estaban preparadas para intervenir en caso de necesidad, como si fuéramos a entrar en guerra, y López Miras difundía consejos preventivos de manual de campamento, no por obvios menos atendibles. Pero entre uno y otro elevaron el índice de expectativa, como si lo que nos traería Zeus, dios de rayos y truenos, se asemejara al diluvio universal. En todo ese proceso se sucedieron las reuniones, desplazamientos a los previsibles lugares de riesgo y telefonazos, cada uno por su lado y sin interacción alguna entre ellos.
Ante situaciones que exigen la colaboración permanente de todas las Administraciones resulta inquietante que la relación entre ellas se produzca mediante el tam-tam de Twitter
Tanta hiperactividad, conociendo el percal, conducía a suponer que ambos pretendían fijar su implicación en la respuesta a los elementos mientras de reojo se escrutaban mutuamente en espera del fallo ajeno. Hasta que escribo, se ha evitado el rifirrafe, aunque bien es cierto que, a pesar de inundaciones muy localizadas, peligrosos desbordamientos de ramblas o el ya típico desalojo de cámpings esta dana no ha sido tan maligna como otras que recordamos. Digamos que todo ha discurrido con cierta previsibilidad y habría sido inconveniente iniciar una cascada de reproches.
Tam-tam tuitero
Pero la gestión de una crisis contiene inevitables ocasiones para la improvisación, sobre todo cuando se está avisado acerca de consecuencias repetidas. Así, en un momento determinado, el alcalde de Los Alcázares, el socialista Mario Pérez Cervera, quien ya lleva mucha mili en esto, solicitó la intervención de la UME en previsión de ver a su pueblo arrasado de nuevo por los desbordamientos, y Lucas respondió de inmediato que la unidad de emergencias del Ejército estaba dispuesta a desplazarse siempre que la Comunidad autónoma activara el nivel 2, cosa que López Miras hizo de inmediato, todo esto retransmitido en directo por Twitter, pero sin que presidente y delegado mantuvieran contacto personal alguno al respecto. Cuando al poco el alcalde suspendió su alarma, el presidente clausuró el nivel 2, y la UMU, que ya había salido con todo su equipamiento, retrocedió a sus acuartelamientos. Mejor esto a que hubieran sido necesarios, y en cualquier caso es la prueba de que los efectivos de socorro estaban, en efecto, dispuestos.
La actual polarización no ayuda a ningún tipo de tregua, ni siquiera a las que son perentorias, pero entre López Miras y Lucas no fluye la empatía. Hay algo impreciso, más allá de la diferencia ideológica
Todo bien. Pero... Ante situaciones que exigen la colaboración permanente de todas las Administraciones y para cuya atención no existen matices ideológicos resulta inquietante que la relación entre ellas se produzca mediante el tam-tam de Twitter. Parece mentira que el más moderno mecanismo de comunicación electrónica conduzca a un comportamiento similar al de las señales de humo entre las tribus indias del Oeste americano. Algo así como esos matrimonios ya gastados que aun estando en la misma habitación se relacionan a través de los hijos: «Dile a tu madre que ya puede poner la mesa».
Incompatibilidad de caracteres
Nadie espera, supongo, que cada día al concluir sus respectivas jornadas, el presidente y el delegado y jefe de la oposición queden a tomar una cerveza y repasen sus trabajos para el bien de la Región, pero tampoco es normal que en situaciones en que se espera una colaboración coordinada entre ambos ante las posibles consecuencias catastróficas de un fenómeno meteorológico se dirijan a la población como si el otro no existiera. Ninguno de los dos perdería un voto por escenificar que en tareas de emergencia van codo con codo.
Las danas arrastran un potencial destructor para vidas, infraestructuras, viviendas y hasta para la agricultura, pero también para las carreras políticas más asentadas, y por esto hay algo de sobreactuación
Al margen de que el actual estado de polarización no ayuda a ningún tipo de tregua, ni siquiera a las que son perentorias, entre López Miras y Lucas no fluye la empatía. Hay algo, tal vez impreciso, incluso más allá de la diferencia ideológica, que los hace incompatibles. Tal vez sea que aun perteneciendo a la misma generación, o precisamente por eso, exhiben gustos distintos y sus modelos de vida parecen contrapuestos. Pero no es necesario introducirse en el campo de la Psicología; lo cierto es que, en la práctica, hasta donde uno sabe, ni se hablan. Y no por cuestión de ofensas mutuas, que para políticos ya curtidos como ellos quedan amortizadas por lo que es común en el espacio político. Es algo como de piel. Un ejemplo ilustrativo: López Miras se entiende mejor, diría que hasta muy bien, con Óscar Puente antes que con Francisco Lucas. Lo que ya es decir.
Peligro para políticos
Además, hay otro aspecto de la cuestión que se ha puesto de manifiesto en las danas, y aquí regresamos a Mazón. Las danas arrastran un potencial destructor para vidas, infraestructuras, viviendas y hasta para la agricultura, pero también para los políticos. A éstos les ofrecen poca gloria, porque si resuelven la emergencia no se les concede mérito, pero ay si desvelan imprevisiones, infraestructuras mal planteadas o dilación de responsabilidad en un momento crítico. Mucho antes del escaqueo de Mazón, un responsable de Emergencias del partido Ciudadanos en el Gobierno de Murcia se fue al teatro mientras en su departamento luchaban por paliar los efectos de una dana. Y como Mazón, se resistía a dimitir, pero no estaba tan alto en el organigrama, y tuvo que hacerlo.
No es normal que en situaciones en que se espera una colaboración coordinada ambos se dirijan a la población como si el otro no existiera. Ninguno perdería un voto por ir codo con codo
Cuidado, pues, con las danas, que pueden acabar con la más asentada carrera política. Esa es, decía al principio, la lección positiva del caso Mazón, quien es cierto que sobrevive, pero renqueando. Por eso no es de extrañar que desde que Roberto Brasero anunció en televisión que venía Alice, tanto López Miras como Lucas empezaran a tuitear y a hacerse fotos ante pantallas, como si estuvieran controlando una misión espacial de la Nasa.
De esta hemos salido bien, dentro de lo que cabe, pero para la próxima sería más alentador que pilotaran juntos sus respectivas competencias. Aunque tuvieran que hacer de tripas corazón.
Suscríbete para seguir leyendo
- La cara de los nuevos barrios de Murcia: 'Parece Nueva York
- Puente Tocinos, en shock tras la muerte de su vecina Carmelina en un atraco: 'Hay que echarse a la calle
- No llega a 100 vecinos, pero este pueblo de Murcia es de los sitios con más encanto del sureste para visitar en otoño
- Así será el nuevo Cortylandia de Murcia: fechas, horarios y todas las novedades
- Murcia prepara dos sorpresas nunca vistas para los dos grandes días de encendido de luces de Navidad
- Matan a una mujer de 89 años al asaltarla para robarle las joyas en plena calle en Murcia
- José María López: 'Cada vez hay más odio hacia los ciclistas y hablar de ello sin que se malinterprete es complicado
- La Región de Murcia bajará a cero grados esta semana
