Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión

El tiempo nos alinea

Ambrotipo cloreado a mano (circa 1860)

Ambrotipo cloreado a mano (circa 1860) / L.O.

Buenos días, lector: Aunque estoy seguro de que no sabes nada de mí, he querido ponerme en contacto contigo por las razones que finalmente trataré de hacerte ver. Mi nombre es James Johnson, soy inglés (londinense), de profesión banquero y tengo cincuenta y tres años de edad. Esta mañana, mi mujer y yo hemos acudido bastante temprano al estudio fotográfico de Roger Fenton, lugar donde habíamos sido convocados para realizarnos unos ambrotipos. Mientras me colocaban en una silla y me dictaban las oportunas órdenes en cuanto a mi actitud y compostura, un ayudante del fotógrafo, subido en una escalera, descorría varias de las cortinas cenitales del techo acristalado, instante en el que no he podido dejar de mirar hacia arriba, observando que la tormenta que nos acompaña desde hace días ha subido de intensidad.

Ambrotipo cloreado a mano (circa 1860) y adquirido en uno de los stands de la pasada feria de IFEPA.

Ambrotipo cloreado a mano (circa 1860) y adquirido en uno de los stands de la pasada feria de IFEPA. / L.O.

Nada más bajar la mirada, el señor Fenton me ha ordenado que no me moviese y que mirara fijamente hacia el objetivo de la cámara. Y no sé por qué, pero durante los interminables segundos que han pasado hasta que me han comunicado que ya estaba tomada la imagen, he sentido que el tiempo se detenía, que mi yo desaparecía del presente convirtiéndose en otro yo, un yo agrisado e infinito como el cielo, pero sin identidad propia. Pues bien, cuando teóricamente ya ha pasado más de un siglo y medio desde aquellos eternos segundos y se supone que ya no existo, ¿sigues aún sin reconocerte cuando me miras? n

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents