Opinión | El prisma
¿Para qué van a servir los Presupuestos generales 2026? | Mucha farfolla
La presentación de unos presupuestos municipales, regionales o estatales suele ser un ejercicio de autobombo y la expresión de unas buenísimas intenciones para el siguiente ejercicio. Se sabe también que, en muchas ocasiones, lo primero queda justo en lo que es, sin mayor trascendencia más allá del cinismo normal en estos casos; lo segundo, a veces, se ve frustrado anticipadamente al conocer, como se conoce, la ejecución de las cuentas anuales anteriores, es decir, las vigentes.
La presentación oficial en la web de la CARM de los gastos previstos para 2024 se iniciaba así: «Los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia para 2024 alcanzan una cifra récord para blindar el Estado del Bienestar en una comunidad en la que se seguirá trabajando para mantener unos servicios públicos de calidad para los ciudadanos y sostener e impulsar a las rentas medias y más desfavorecidas».
La previsión para 2025 rezaba tal que: «Los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia para 2025 marcan un hito: alcanzan una cifra histórica con un objetivo claro y firme, proteger y reforzar el Estado del Bienestar en nuestra tierra. Son cuentas elaboradas para seguir garantizando unos servicios públicos de calidad, y para apoyar con decisión a las clases medias y a quienes más lo necesitan».
Convendrá el lector que los de 2026 que se quieren aprobar no dirán cosa muy diferente a tenor de los debates iniciados consejería por consejería. Para muestra, un botón: «Educación ofrece un presupuesto histórico de 1.780 millones y apuesta por las infraestructuras educativas», titulaba la web de la CARM el 30 de junio. Mucha farfolla.
Ahora bien, el más de lo mismo de este año tiene una particularidad especial: además de los manifos «récord», «hito» e «histórico», están hechos para que el grupo asambleario de los Santiago-y-cierra-España queden satisfechos y no hagan caer el gobierno. Poco más o menos lo que se dice viene pasando desde 2018 con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y los ultraderechistas catalanistas de JxC del sin par líder Carles Puigdemont.
Quiere decirse, por tanto, que las cuentas murcianas del 26 están pergeñadas simplemente para que teóricamente gobierne el PP de López Miras en minoría, pero que en la práctica sean los Santiago-y-cierra-España los que marquen el paso... de la oca. Y amenacen con hacer dimitir —ya lo ha hecho Antelo— al consejero que saque los pies del tiesto.
¿Esperpento? Quizá. Mas repárese en lo ocurrido el día primero de mes, cuando la consejera de Servicios Sociales, Conchita Ruiz —que tan contentos tiene a todos los necesitados de esta Región, que es la suya—, tardó exactamente dos horas en desdecirse y arrepentirse de haber incluido en las cuentas de su departamento la compra de viviendas de acogida para los estigmatizados «menas». Cosa, por cierto, para la que contó con la aquiescencia de la Consejería de Economía del señorito Marín, que había dado los pasos necesarios para que tal orden se publicara en el Boletín Oficial del sábado 28 de junio.
Marín hizo el egipcio, Conchita se la envainó sin dimitir y la vida sigue, pero no igual: aún más escorada a la extrema derecha. La atrición de la consejera Ruiz Jr. recordó el famoso «lo siento mucho, ‘m’equivocao’, no volverá a ocurrir». Tan falso que quien lo pronunció hubo de huir a Abu Dabi. Pero aquí no ocurrirá lo mismo porque el PP gobernante (¡?) habrá aprendido la lección y no dará lugar a que Antelo vuelva a levantar el dedo ni a que al duce Santiago-y-cierra-España se le hinche la yugular.
Así que, por poner tres ejemplos, seguirá la Región disfrutando del aumento de partidas para enseñanza concertada mientras los chiquillos de la pública se achicharran y se hielan en las aulas; o del déficit sanitario previsto para 2026 de 1.500 millones mientras aumenta el presupuesto para conciertos privados; y los menas no se sabe dónde tras el cierre del centro de Santa Cruz. Todo sea para que, en la sombra, gobierne Vox. Bueno, parece que el PP algo también. ¿Rectificar es de sabios? Y correr, de cobardes. Lo dicho: mucha farfolla... y bastante cara dura.
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