Opinión | La feliz gobernación

El tema de Lara

No los mandaban a los campos por discrepar de la dirección del partido. Bueno, sí, era exactamente por eso, pero no lo justificaban así. Se trataba de reeducarlos, pues una persona en sus cabales sería incapaz de mostrar disconformidad con la sacrosanta línea trazada por el gran conductor, por muy zigzagueante que ésta fuera. Si disentías era por alguna disfunción mental que era conveniente tratar con energía. Le llamaban reeducación, ya digo.

Lara Hernández se ha marchado del PSOE después de haber sido secretaria general de Alcantarilla y portavoz municipal de su grupo, pero se mantiene en el mixto como concejala no adscrita. A la par que tomaba esa decisión hacía declaraciones muy duras sobre la actual dirección socialista y su supuesta nula voluntad de integrar a quienes en las primarias optaron, como es su caso y el de casi la mitad de los militantes, por Diego Conesa.

En Alcantarilla, los partidarios de Francisco Lucas presentaron un candidato alternativo a la dirección local y consiguieron desplazarla para después solicitarle que cediera la portavocía municipal. Nada extraño en estos casos: el nuevo líder intenta cambiar la piel del partido para organizarlo a su imagen y semejanza, pues la palabra integración responde a una retórica que se sabe engañosa de antemano. Lo que Hernández denuncia es que ese procedimiento ha estado salpicado de descalificaciones gruesas para su persona y ha sido poco limpio, y extiende esos mismos reproches a las elecciones primarias, del resultado de las cuales ha surgido, a su parecer, una dirección autoritaria y faltona de cuyas maneras ella ha sido víctima, aun admitiendo que a su vez en cierto momento también protagonizó algún exceso verbal con una compañera.

Pero lo que denuncia Lara Hernández tiene asiento. El anterior alcalde de Alcantarilla , del PP, la acribillaba habitualmente con expresiones que se parecían a insultos, pero lo que ella tal vez no podía esperar es que las descalificaciones personales aumentaran de tono en los propios chats internos de su partido. Así, en el que mantiene la Plataforma de apoyo a Lucas, María José Lajarín, secretaria de Organización de una agrupación capitalina y flamante miembro de la dirección local de Murcia, anota sobre Hernández: «Me consta que tiene problemas emocionales médicos». Lo dicho: si discrepas, no es asunto político, sino mental. ¡A los campos! n

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