Opinión | Salud y rock and roll

Hasta la última coma

Santiago Abascal, Fernando López Miras y José Ángel Antelo

Santiago Abascal, Fernando López Miras y José Ángel Antelo / X

Dice el presidente del Gobierno regional que vivimos en la mejor tierra del mundo; también el resto del equipo de Gobierno nos lo repite constantemente en cada discurso, en cada entrevista, y tengo que decirles que vivimos en la tierra más cobarde del mundo. La política hace años que me decepcionó y, por desgracia, hace tiempo que no espero nada de ella, pero me duele. Admiro a quienes creen en el poder transformador que tiene para cambiar las cosas, para mejorar la vida de la gente. Admiro a quien es capaz de dar un paso al frente en política e intentarlo; en estos tiempos es de valientes dar ese paso al frente. Son tiempos de la inmediatez, del anuncio, de la política cortoplacista, de la ideología por encima de la gestión. Son tiempos oscuros, donde los extremos se han convertido en necesarios; son tiempos de amistades muy peligrosas.

Esas amistades muy peligrosas nos trajeron a la Región un gobierno de coalición entre el PP y Vox; estos últimos pintaban más bien poco, aunque ellos pensaran lo contrario. El Partido Popular tenía todo controlado, era una relación incómoda pero necesaria, hasta que la ultraderecha rompió con todos sus gobiernos ante la aceptación por parte del Partido Popular de 347 menores migrantes según reparto a nivel nacional. Ha pasado un año desde la ruptura, que en política es una vida. En este tiempo nada ha ido a mejor, sino todo lo contrario: más polarización, corrupción en un partido socialista que pasa sus horas más complicadas desde hace muchos años, un partido popular a nivel nacional con un líder que no cuaja y una ultraderecha que se ha convertido en un mal necesario para el PP otra vez. Lo malo de este mal necesario es que ya no son los novatos que no pintaban nada; ahora mandan. Quizás el PP de la Región se tomaba a coña las palabras de Antelo ante el desbloqueo de los presupuestos regionales y el acuerdo al que han llegado con los populares, donde el líder de la ultraderecha decía: «Los acuerdos deberán seguirse hasta la última coma; si no, tendrán un problema con Vox». Y el primer problema llegó antes de la firma oficial de los presupuestos, con el anuncio por parte del gobierno regional y su consejera de política social de la compra de viviendas sociales para la acogida de los menores migrantes que lleguen a la Región. Lo que ocurrió a continuación me produce vergüenza e indignación al ver quién gobierna realmente en la mejor tierra del mundo. Sólo hizo falta un tuit de Santiago Abascal amenazando con la ruptura del pacto de presupuestos para que el Gobierno regional y la titular de política social recogieran cable y anularan lo que iba a ser el nuevo modelo de cuidados de la infancia con 385 plazas para los menores migrantes. Sin duda, hasta la última coma marcada por Vox la va a cumplir el PP para seguir al frente del gobierno; parece que todo vale. Agachan la cabeza al servicio de la ultraderecha, que ha conseguido que cierren el centro de menores de Santa Cruz. ¿Pueden decirme qué va a pasar con los 60 niños, niñas y adolescentes que allí residen? ¿Qué clase de personas son? ¿Ahora qué? ¿Van a deportarlos gracias al comité técnico de reagrupación de familias? Eso que se han inventado para tener contenta a la ultraderecha en vez de acogerlos.

Tápense un poco, señores del Partido Popular, no saquen pecho ni alardeen de vivir en la mejor tierra del mundo, porque no lo es. La pena es que no hay nada que se pueda hacer; harán lo que haga falta por seguir gobernando y ello pasa por aceptar hasta la última coma que la ultraderecha les puso en su acuerdo para aprobar presupuestos; ya no mandan ustedes. Malos tiempos nos han tocado vivir.

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