Opinión | Por si encaja

El azaroso camino de Pedro

Se celebró el sorteo del calendario liguero de la temporada 2025/26, pero antes tendrá lugar el choque de todo un clásico: pesoe y pepé se congregan el fin de semana en sus respectivas áreas para definir qué clase de juego emplear en adelante sin perder de vista la estrategia que ponga en danza el rival. La afición llega a la cita ya saben. Con los ojos a cuadros.

Tradicionalmente cuando una de las dos formaciones tenía un cónclave de envergadura el enconado oponente se las maravillaba para montar lo que fuese con tal de restarle resonancia. Cómo estará el clima que en esta ocasión, nada más dejar de ser Cerdán santo, el pesoe articuló un Comité Federal para el mismo fin de semana que el pepé había establecido su congreso en el afán de que el transcurso de este tape lo más posible el eco de las cornadas con las que se presenta Sánchez a la feria de secretarios de organización que lleva fijadas en la chepa. Lo tiene crudo. Hasta la sin par Ayuso ha frenado las ansias de hacerle al jefe la vida más difícil en vista del aspecto que presentan en la otra orilla las corvas del reconocido galán de la resistencia. Si sale de esta, nadie intuye de qué forma, cabe sospechar que los enfebrecidos contrincantes desde el minuto 1 lo den por imposible porque, de tener que poner un ariete más duro de los utilizados, solo queda recurrir a Topuria.

Con todo su cuajo, el nuevo recluso de Soto del Real esgrimió en defensa de las correrías que «una parte de los poderes de este país no ha aceptado que gobierne quien gobierna». En el supuesto nada improbable de que eso sea tal cual, la radiografía de los quehaceres a los que se ha dedicado el menda tira por tierra el efecto cautivador que para los seguidores del marido de Begoña pudiera registrar la cacareada persecución.

Así lo entiende Javier Cercas quien, después de votarlo, ha escrito que debe dimitir. Y lo ha hecho cuando, tras su inmersión vaticana, diagnosticó que «si el Papa Francisco hubiese llegado donde quería, habría venido un cisma». En su iglesia, Pedro puede lograrlo.

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