Opinión | Secretos de confesionario

Sanchismo

Me acuso de haber dejado de leer periódicos nacionales, e incluso eludir la primera parte de los informativos de la televisión. Y el colmo: dejar de oir la homilía matinal de Carlos Alsina. Eso y las columnas de opinión de El Confidencial. Me produce una tristeza infinitiva ver cómo el presidente en ejercicio, Pedro Sánchez, conspira con su camarilla día sí y día no, para socavar la división de poderes, poniéndose el Estado de derecho por montera y criminalizar a los que disienten. Como tantos boomers españoles, participé activamente en la Transición política del franquismo a la democracia, y forma parte de mis recuerdos la emoción por las libertades reconquistadas, aunque fuera una operación orquestada desde la recién estrenada monarquía. Lo más triste es que coincido muchas veces con Sánchez en temas de política internacional o inmigración, pero no dejo de tener la certeza más absoluta de que utiliza esos posicionamientos como cortina de humo para ocultar sus vergüenzas autoritarias. Amén.

París, 1720. Marguerite Pancatelin, superiora del hospital de la Salpêtrière, se enfrenta a una terrible decisión: debe seleccionar a 90 reclusas e internas en edad fértil para embarcarse en el velero La Baleine hacia la lejana Luisiana, donde se las obligará a casarse con colonos franceses. La Salpêtrière es conocida por albergar a locos o criminales, pero resguarda sobre todo a jóvenes que han desafiado las normas sociales.

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