Opinión | Apuntes del natural

El calor a un lado y al otro del Puerto de la Cadena

Miren qué frase más bonica me he encontrado en un libro de Platón que estoy leyendo: "El precio de desentenderse de la política es estar gobernado por los peores hombres"

Carlos Alcaraz enterna sobre la pista central de Wimbledon.

Carlos Alcaraz enterna sobre la pista central de Wimbledon. / EFE

RECUERDOS Cuando vi a Alfonso Guerra en la tele tan escandalizado por los casos de corrupción en el PSOE me acordé de aquello que pasó con su hermano Juanito. Alguno de ustedes se acordará también, quizás.

LUNES MALO. Una señora mayor a otra, en la zona de frutería de un gran supermercado: «Hija, los lunes por la mañana esto se pone imposible. Es que he tenido que esperar para coger un carro. Se ve que la gente come más de lo que debe los fines de semana».

AVISPADO. En el mismo supermercado veo a un hombre que está cogiendo una bolsa de acelgas, pero no la primera de la fila del estante, sino que mete la mano hasta el fondo para acceder a una de las últimas. Como me quedo mirando, me enseña la bolsa que ha cogido y dice: «Mire usted la fecha de caducidad de la primera y mire ésta». Y veo la razón de la búsqueda. La primera caduca en 2 días y la última en 6.

CALOR MURCIANO. Escribo esto en la terraza de mi casa, el viernes por la mañana, a la sombra. Hace un calor insoportable, pero resisto mal el aire acondicionado durante todo el día. De tarde en tarde sopla una ligerísima brisa y eso me anima a seguir aquí, al aire libre un rato. El miércoles fui a comer a Cartagena. Cuando salí de allí, a las 15.30, el termómetro del coche marcaba 31 grados. Cuando llegué a Murcia 38.5, y en los termómetros de la calle donde les daba el sol 41. No llega a 50 kilómetros de distancia, pero cómo se nota la diferencia de estar más o menos cerca del mar o en una ciudad enclavada en un valle.

OTROS TIEMPOSEsta semana se ha celebrado el Debate del estado de la Región. Lo he seguido en parte a través de los medios de comunicación. Aquí donde me ven, yo me he tragado muchos de estos debates en la Asamblea Regional y también de los otros más, de diario. Y viendo éste, recordaba yo aquellos en los que había diputados con facilidad de palabra, que utilizaban una retranca muy de esta tierra, agudos y creativos en sus respuestas, que mantenían sus tesis a macha martillo pero que raramente caían en el mal estilo, en la ofensa personal, en los ataques a la dignidad de los contendientes políticos. Qué tiempos aquellos.

OTRO ESTILO. (No voy a poner nombres porque para qué). En una ocasión, a un hermano drogadicto de la esposa de un reconocido político le dieron un trabajillo de vigilante en un garaje de coches oficiales. Los médicos que lo trataban les habían recomendado que se ocupara en algo porque le vendría bien para su recuperación. Todo parecía ir aceptablemente hasta que se dieron cuenta de que el empleado estaba vendiendo vales de gasolina para comprarse más droga. Y se montó la que ya se pueden ustedes imaginar, detención y todo eso. Cuando se debatió el tema en la Asamblea, el portavoz del partido en la oposición comenzó su discurso diciendo: «Quiero en primer lugar decirle que entendemos y sentimos el mal momento por el que estará pasando su esposa con el problema de su hermano», y ya siguió con los ataques correspondientes por colocarlo, pero dejando claro que a nivel humano entendía la situación. Era otro estilo distinto al de ahora.

CINE. He visto la película Anora, que ganó 5 Óscars y no sé cuántos premios más. Durante la primera media hora estuve a punto de quitarla varias veces porque no me gustaba absolutamente nada. Pero, oiga, pasadas las primeras secuencias, aquello cambió y realmente se convirtió en algo sorprendente, divertido y a la vez muy serio en lo que planteaba. Es una película muy interesante y especial y ya está en las plataformas. Pasarán un buen rato si la ven, creo. Y no se dejen llevar por la primera parte.

Mikey Madison en la película 'Anora'.

Mikey Madison en la película 'Anora'. / EPC

NOTICIAS FRESCAS. Leo en una revista especializada que Tamara Falcó ha dicho dos cosas muy importantes, a saber, que ha dejado los tratamientos de fertilidad que ha llevado durante dos años porque ya está harta, y que le gustaría tener el metabolismo de su madre, que se come tartas enteras y no engorda, no siendo este el caso de Tamara. (Todo esto está ahí, en la revista, a todo color. Es increíble).

SABIO. Miren qué frase más bonica me he encontrado en un libro de Platón que estoy leyendo: (también estoy leyendo una novela de asesinatos nórdicos y un bestseller espantoso, ¿eh?) dice así: «El precio de desentenderse de la política es estar gobernado por los peores hombres». ¿A que mola?

BREVE ILUSTRE. Los marqueses nombrados por Felipe VI serán tratados ahora de ‘Ilustrísimos Señores’. Yo también fui eso cuando me nombraron miembro del Consejo Social de la Universidad Politécnica de Cartagena. Pero me duró muy poco. Cinco o seis meses después de mi debut, la Universidad anuló los tratamientos. Así que los nueve años restantes que permanecí en ese Consejo fui Enrique, a secas. Qué desengaño.

UN TÍO GRANDE. Creo que no se ha hablado lo suficiente de lo que hizo Carlos Alcaraz con los más de dos millones y medio de euros que obtuvo por ganar Roland Garros 2025. La mitad de ese dinero lo donó a un fondo de asistencia infantil y la otra mitad a una iniciativa llamada ‘Raquetas para el Futuro’ enfocada en proporcionar equipamiento, entrenamiento y acceso al tenis a niños desfavorecidos de países en desarrollo. O sea, que no es una persona excepcional solamente jugando al tenis.

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