Opinión | El mapa y el territorio
‘Bon voyage’

‘Bon voyage’
Quizá porque de niños nos enseñan a obedecer y seguir las normas impuestas por otros, sucede que, al convertirnos en adultos, nos resistimos a hacernos responsables de nuestras acciones y dejamos que sean los demás los que piloten nuestras vidas. Paradójicamente, con los años buscamos incluso con más desesperación el permiso y la aprobación ajena y dejamos que sean las circunstancias las que marquen nuestro rumbo («daré la vuelta al mundo cuando me jubile», «me mudaré cuando me asciendan en el trabajo», «aprenderé idiomas cuando tenga tiempo»…). Salir de esa infancia moral implica ser uno mismo el que se da órdenes y se concede permiso: sentarse a los mandos y despegar hacia el siguiente destino. (Fotografía de la autora).
Sábado 21. TENTACIONES
En verano, todos nos convertimos en concursantes de La isla de las tentaciones: seres entregados a la ociosidad y el exceso, cuya única misión es satisfacer sus apetitos concupiscibles sin salir de la piscina y con un cóctel en la mano. Agotados como estamos, practicar el hedonismo parece la idea más seductora (¿quién no querría vivir lobotomizado en una villa de lujo sin pegar palo al agua y buscando el equilibrio interior entre el brunch buffet y la barbacoa nocturna?
Sin embargo, no podemos escapar de nuestra naturaleza: «El hombre es un animal racional», dijo Aristóteles. Es decir, necesitamos el alimento intelectual tanto como el mojito de maracuyá. Por eso, la misión más importante que tenemos estos primeros días del verano es encontrar un buen libro que nos haga compañía en la cama balinesa o sobre la toalla descolorida de Recambios Anju.
Domingo 22. LIBRORÉXICOS
Se ha puesto de moda entre algunos influencers la lectura compulsiva, atracones literarios que les obligan a leer ’30 clásicos antes de los 30’ o someterse al ‘challenge’ ’52 Weeks, 52 Reads’. El objetivo no es otro que devorar libros a toda velocidad para luego regurgitarlos en redes, generando reels, likes y más autoexplotación en ese circuito perverso de creación de contenidos.
Lunes 23. SER LEÍDO
Lo mejor de las vacaciones no es tener tiempo libre, sino liberarnos del tiempo: vivir al margen del reloj, de los números y de cualquier atisbo de lo cuantitativo (el peso de la báscula, el saldo de la cuenta, los días del calendario…). Así que mi teoría es que, en verano, UN solo libro es más que suficiente. Detenerse en sus páginas, releer pasajes, apuntar frases, dejar que la música del chiringuito nos despiste… Cuando el presente se infiltra en la lectura y la historia de los personajes se desarrolla en sincronía con la realidad que nos rodea, surge una simbiosis tan loca y creativa que hace de ese verano algo memorable. No se trata de leer libros, sino de que ‘el libro’ te lea a ti.
Martes 24. MANUAL PARA CONQUISTAR UNA CIUDAD
Recorrer los espacios en los que podrías haber vivido, contemplarlos.
Disfrutarla, vivirla al límite, pedirle más de lo que puede darte, exprimirla.
Verla atardecer, sentirla bajo la lluvia.
Observar a los insectos.
Vivir el tránsito de las cuatro estaciones.
Alimentarte de ella, ganarte el sueldo en la moneda local.
Sentarse en una terraza y ver desfilar el muestrario humano que la habita.
Miércoles 25. MISDIRECCIÓN
En el arranque de Contra el progreso, el filósofo Slavoj Žižek narra una escena de la película El truco final, donde un mago crea una ilusión mientras oculta el coste: el pajarito aplastado tras bambalinas. Esta misdirección (distraer para no ver el sacrificio) es, para Žižek, la metáfora perfecta del progreso: no una marcha limpia hacia un futuro mejor, sino un relato que encubre sus pérdidas estructurales. El verdadero progreso, dice, no consiste en avanzar hacia una meta preexistente, sino en la redefinición radical de la propia noción de progreso.
Jueves 26. VIVIENDO AL LÍMITE
—He puesto las toallas a lavar con un programa de casi tres horas—, le digo orgullosa a mi compañero.
—¿Pero sabes que en ese programa hay que echarle detergente a dos compartimentos distintos, no? Si no, la ropa solo da vueltas con agua —me contesta.
—Pues solo he puesto en uno... Pero, ¿y tú cómo sabes eso del compartimento secreto?
—Porque así funcionan todas las lavadoras: se llama ‘prelavado’. Lo que pasa es que tú y yo nunca hemos tenido tiempo para poner una lavadora de tres horas.
Viernes 27. LAVADORAS
Querido lector, si ya huele las vacaciones y es usted uno de esos afortunados a los que llaman ‘lavadoras’ (porque le quedan horas), le doy la enhorabuena. Y si le toca currar —como a mí—, mucho ánimo y nos vemos en los bares.
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