Opinión | El especialista

El timador timado

Una agente de la Guardia Civil del equipo Arroba

Una agente de la Guardia Civil del equipo Arroba

Seguro que todos conocemos casos como lo que les voy a contar hoy, porque son situaciones que suceden con relativa frecuencia sin una localización geográfica determinada, pueden ocurrir en cualquier parte, hasta ocurren en nuestra Región de Murcia y hasta incluso alguno de nosotros hemos sido engañados.

El timo de la ‘estampita’ o el del ‘tocomocho’ y otras variables de estas estafas siguen existiendo porque todavía queda gente que se cree más lista que otra e intenta aprovecharse de la buena fe de los demás. La avaricia y la ambición llevan al ser humano a lucrarse a costa de lo que sea, por encima de cualquier valor moral. En esta ocasión, el negocio no resulta tan redondo y la persona —que en un principio quiere aprovecharse— termina siendo estafada, entregando una cantidad de dinero a sus estafadores por un décimo que resultará ser una burda copia falsificada del premiado o por una bolsa de billetes que resultarán ser estampitas de papel o recortes del periódico La Opinión de Murcia. Menuda cara de sorpresa pone la persona cuando acude a cobrar y le dicen que el boleto es falso o cuando abre la bolsa y ve que solo hay recortes de papel sin valor.

La palabra ‘tocomocho’ viene de la expresión ‘tocó mucho’. Este timo es uno de los engaños tradicionales que siempre han funcionado, se suele realizar en lugares de tránsito público, especialmente de personas mayores y consiste en que una víctima se encuentra con el estafador, el cual porta un boleto de lotería premiado y que no puede cobrar por algún motivo, como por ejemplo porque es deficiente. A continuación, el timador le ofrece el boleto a la víctima por mucho menos dinero del que vale el premiado. Ahora entra en acción un ‘gancho’ del timador que lleva un periódico o lista con el número premiado para dar más fiabilidad a la trama delictiva. La víctima acepta y cuando va a cobrar el premio le dicen que es falso. La triste realidad es que ambos querían engañarse. Pero los estafadores son más listos que las víctimas finales.

La otra modalidad de estafa es el ‘timo de la estampita’, donde hay tres papeles fundamentales, el listo, el tonto y el primo. Los dos primeros son cómplices y quieren engañar al primo, que será el estafado si finalmente cae en la trampa. El tonto (que no tienen ni un pelo de tonto) se hará pasar por deficiente, para que el primo vea que tiene problemas mentales o que es algo cortico. Esta persona lleva un sobre o bolsa llena de billetes, que para él no son importantes y los trata como si fueran estampitas, de hecho, mostrará algunos billetes verdaderos y hará cosas curiosas como romper o tirar alguno para dar más credibilidad. Ahora es cuando entra en acción el listo, que habla con ambos intentando que el primo caiga en las redes del engaño entregando al tonto alguna cantidad de dinero a cambio del sobre. Una vez hecho el trueque, listo y tonto desaparecen y la víctima comprueba que en el sobre no hay dinero, sino papeles sin valor. Verán ustedes que aquí también todos querían engañarse y de nuevo hay listos y tontos.

Todos sabemos que «nadie da duros a cuatro pesetas». Y así es, las estafas suelen trabajar sobre la ambición, la avaricia y la ingenuidad de la gente. ¿Por qué caemos en la trampa y nos dejamos estafar? Precisamente por esa ambición y porque científicamente nuestro cerebro está preparado para ser estafado. En el ‘tocomocho’ y en el timo de la ‘estampita’ hay una intención de la víctima de lucrarse a costa del estafador. Para imputarle el delito a la víctima, el boleto premiado tendría que ser real y cobrarse el premio, en cuyo caso se invierten los papeles estafado-estafador. Como es normal, muchas de estas víctimas no denuncian por vergüenza o por miedo a que sean señalados como aprovechados. Así que mucha atención, especialmente en Navidad, no se fíe de falsos ganadores, y si cobra un décimo premiado, que sea el que haya comprado.

Y a usted, ¿le han intentado estafar alguna vez? Déjenos su comentario en las redes del periódico.

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