Opinión | Por si encaja

La eterna seducción

Por mucho que pase el tiempo resuenan unas palabras de Vicente Aleixandre sobre Lorca: «Todo el mundo conoce su categoría, esto es un lugar común de todas las culturas. Ahora bien, poetas grandes España ha dado un número considerable y, en el siglo XX, no han sido pocos. En primerísimo término él. En poesía podía haber alguno a su altura, pero nadie comparable en cuanto a personalidad. No he conocido a otro que tuviera el don de la presencia como aquel ser. Contaba con una seducción, un poder hechicero, una expresividad irresistible. Era la simpatía elevada a fenómeno cósmico». Y, sin temor de Dios pese a las cacareadas creencias, fuimos capaces de despojar a la concurrencia terrenal de esta criatura.

Ahora, una chavala de 27 años, escritora y ‘booktoker’, que acaba de hacerse con una distinción cultural, lleva con su salseo hasta el paladar de miles de seguidores a clásicos de la literatura con Federico por bandera. Y en la fecha de su cumpleaños dentro de este junio se presentó un videojuego sobre el universo surrealista de Poeta en Nueva York. Es el primero en torno a su obra. Había que atreverse, compactar los elementos. Y lo ha hecho una empresa afincada en Cádiz, no podía ser en otro sitio. Lorca decía que quería acercar el teatro a quienes ni siquiera sabían de qué iba y estos artistas pretenden aproximar a Federico a aquellos que en no pocos casos desconocen su existencia. El juego se adentra en cada uno de los poemas. Lo hace a través de diez niveles en los que el usuario puede introducirse en el surrealismo de los versos. Y si todo apunta a que el poeta viajó a bordo del Olympic -gemelo del Titanic- a causa de un mal de amores, en el juego lo que se le rompe es una máquina de escribir cuyas 27 teclas ha de ir recuperando el jugador que decida apostar por el universo surrealista de Lorca en Manhattan. Tela marinera.

Creyeron acabar con él y ahí lo tienen. Venerado en inventos de vanguardia a través de múltiples disciplinas por un sinfín de generaciones habidas y por haber.

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