Opinión | La Feliz Gobernación

Pedro Sánchez estaba allí

López Miras, en el Debate de Estado de la Región

López Miras, en el Debate de Estado de la Región / Iván Urquízar

El discurso inaugural del presidente en el debate sobre el Estado de la Región responde a un patrón largamente asumido. Bajo el paraguas de lo que aparenta ser una rendición de cuentas sobre el ejercicio concluido, en realidad se ofrece una batería de anuncios sobre actuaciones futuras. De este modo intenta captar titulares con proyectos a futuro a la vez que pretende interceptar preventivamente críticas de la oposición tapando los huecos por los que sospecha que ésta le va a atacar.

En realidad, es un debate que al cruzarse con el de Presupuestos pierde interés en favor de éste, pues la ordenación de las partidas es lo que define la verdadera política del Gobierno, aunque ya llevamos la mitad del año consumido sin que ese orden estuviera establecido.

Más que el contenido del discurso, previsible en todos sus términos, y con la conversión de Pedro Sánchez en protagonista intermitente como el hombre de moda que es, los focos de curiosidad están en Vox, que tras su brusca salida del Gobierno ha regresado al redil mediante su influencia en los Presupuestos. Ayer Antelo salió a valorar el discurso de López Miras ante la prensa en vez del viceportavoz Alpañez, que es quien suele descargar con más intención contra el PP, lo cual es un dato.

Otra curiosidad consiste en el estreno de Carmina Fernández como portavoz socialista, quien en su comparecencia ante la prensa no aportó novedad respecto al anterior, pues expuso que todos los imputs positivos que registra la Región se deben a las inversiones del Gobierno Sánchez, para que no hubiera dudas sobre su equidad. El Grupo Podemos/IU se desdobló ante la prensa para dar visibilidad al nuevo diputado por esta formación, Álvarez Castellanos, un político veterano, poco aspamentoso y siempre pertrechado de datos. Aquí son socios; en España están (todavía) separados.

Lo que dañaba a la vista era el rango que le daba a aquello el rótulo de La 7 en su retransmisión: «Debate de Estado», cuando de lo que se hablaba era del estado de la cosa. Mal puede ir un debate si no se sabe de qué va.

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