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@la_unzu

Santos que yo te pinte

Pedir perdón, hablar de que la corrupción cero no existe o proponer una auditoría externa es insultante y no es suficiente, en absoluto

El exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.

El exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. / EFE/Borja Sanchez-Trillo

He buscado sinónimos de la palabra obsceno: indecente, impúdico, deshonesto, inmoral, procaz, concupiscente, pornográfico, lúbrico, sucio, escabroso.

Todos ellos resumen para mí el significado de la trama de corrupción más chusquera de los últimos tiempos. Gabriel Rufián tiene razón en muchas cosas y una de ellas fue decirle al presidente del Gobierno en la vergonzante sesión de control que no le haga elegir entre la corrupción cutre del PSOE y la premium del Partido Popular. Estamos siendo testigos de mordidas por contratos en el Ministerio de Transportes, reparto de mujeres al peso y tres personajes que huelen a película del destape de los 70. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que lo que estamos viviendo en las últimas semanas es el comienzo de mucho. Lo que hasta ahora sabemos es escandaloso, pero me preparo para que salgan a la luz asuntos más serios y graves. Hasta que lleguen, no me puedo resistir a compartirles mi análisis del momento al que se enfrenta el Partido Socialista y su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin olvidar a la santísima trinidad, Cerdán, Ábalos y Koldo. ¡No sé ni por dónde empezar!

Recuerdo esa rueda de prensa de Ábalos en el Congreso de los Diputados: «Siento que me enfrento a todo. Vengo solo en mi coche. No tengo ni secretaría. No tengo a naaaaaadie detrás, ni al lado. Me enfrento a todo el poder político. Y lo que tengo que hacer, sólo». «Soy un mero peón». Menuda interpretación, el tema de la secretaria ya me generó asco, pero estaba claro que todavía quedaba lo peor. Eran los días en los que empezábamos a conocer el caso Koldo: Jessica, mordidas por mascarillas, pagos de alquileres, a priori todo muy cutre; el principio del fin, una trama fascinante para los muy cafeteros.

Mientras tanto, Santos Cerdán ejercía de secretario general del Partido Socialista, modelando a imagen y semejanza de su líder el comité federal nacional. Francisco Lucas, el actual secretario general del Partido Socialista en la Región de Murcia, es hijo político de Santos Cerdán. Dónde quedarán ahora los piropos y lo mucho que se querían en el cierre del Congreso del partido en la Región. Las amistades en política, qué peligrosas son. Menudo papelón tiene Lucas; es indefendible la actitud de su secretario general y lo acontecido en el partido. Su bunkerización, el papel de víctima, su exceso de ego y falta de autocrítica se ha convertido en su peor enemigo. Responder al PP con el «y tú más» y lanzar el mensaje de cuidado que viene la derecha con la ultraderecha, creo que es un error comunicativo.

Pedir perdón, hablar de que la corrupción cero no existe o proponer una auditoría externa es insultante y no es suficiente, en absoluto. Como secretario general del Partido Socialista, es el máximo responsable; es urgente dar un paso al lado por el bien del partido y del Gobierno del país. La imputación por parte del Supremo de Santos Cerdán, la UCO entrando en la sede del PSOE, también en el Ministerio de Transportes y en ADIF, ¡qué más tiene que pasar! es el momento de parar. Dos salidas veo en este momento. Pedro Sánchez da un paso atrás y coloca a Carlos Cuerpo como presidente del Gobierno y que sea capaz de agotar la legislatura. O convocar elecciones generales para octubre y congreso extraordinario del PSOE, del que salga el nuevo líder. La comparación no es de muy buen gusto, pero todo lo que está ocurriendo me recuerda a la película El hundimiento, que cuenta las últimas horas de Hitler en un búnker.

Es lamentable ver a todos los miembros del aparato del PSOE blindarse ante su secretario general. Mientras, las sedes del PSOE en todo el país, la gente currante, con valores y principios, sufre y se avergüenza con todo lo que está sucediendo. Por no hablar de los ataques que están recibiendo por parte de la ultraderecha fuera de control, que lo único que hace es incendiar las calles. Los Planetas ya predijeron la debacle del PSOE con esta canción: «Santos que yo te pinté. Demonios se tienen que volver. Yo no soy ningún ángel. Yo no soy ningún santo. Pero lo que estás haciendo. Es que me está matando».

Disculpen que haya abandonado el hedonismo y mis miserias emocionales para escribirles sobre lo peor de la política. Si les apetece, he comprado palomitas. 

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