Opinión | EL BLOG DEL FUNCIONARIO

Siniestro total

Se dice que la política es, simplemente, un reflejo de la sociedad. Si eso es así, estamos enfermos, muy enfermos

Imagen de archivo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), junto a Santos Cerdán.

Imagen de archivo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), junto a Santos Cerdán. / EFE / Mariscal

Si el PSOE fuera un coche que hubiera tenido la pasada semana un grave accidente, los peritos no lo dudarían: el coche está para la chatarra, siniestrototal. Y aunque algunos se empeñen en arreglar el motor, los bollados, cambiar las ruedas, los airbags y la caja de cambios, el vehículo terminará por pararse en el primer área de servicio que encuentre.

Se dice que la política es, simplemente, un reflejo de la sociedad. Si eso es así, estamos enfermos, muy enfermos.

Hemos conocido que el aeropuerto de Corvera finalmente nos costará la friolera de quinientos millones de euros de dinero público; a los cuatrocientos que dijo el administrador concursal que ni soñemos con recuperarlos hay que añadir los casi setenta millones que despilfarramos en San Javier con Torre de Control y Terminal, que andan ahí entre el olvido y la desidia.

Si a ello le sumas el esperpento de la Desaladora -que nos está costando el ojo de una cara- o las obras que hemos dejado a tiradas en medio de fincas y parcelas (Museo Paleontológico, auditorios, etc.), el resultado final es algo más que preocupante.

Millones y millones cuando menos malgastados, dinero del contribuyente que debería ser sagrado que, en cambio, algunos lo utilizan con demasiada irresponsabilidad y una inmadurez preocupante.

Hemos visto como un presidente desaparece en los momentos más cruciales de la vida de más de doscientas personas que desaparecían y morían mientras su máximo responsable autonómico andaba escondido y desaparecido, uno de los mayores desprecios que se recuerdan que un político ha hecho a sus ciudadanos.

Pero cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en el lodo de la política, cloacas del estado laminando a un partido político con mentiras y falsedades documentadas, otros financiándose de espaldas a la legalidad y con bancos húngaros, e incluso reformando su propia sede con dinero ilegal, llegan tres personajes (de momento) miserables, misóginos, indecentes, falsos y patéticos, que han conseguido algo que pocos políticos logran: poner de acuerdo a toda la sociedad.

Conforme vamos conociendo la trastienda de esta miseria, nuestras vísceras siguen cabalgando y armándose hasta los dientes para gritar a los cuatro vientos que nos han declarado la guerra.

Y rebusco en mi memoria los pasados 8 de marzo, cuando miles de mujeres salían a la calle para luchar contra estos machistas que utilizan a la mujer como un simple objeto por el que pujar o comprar, y se me revienta la mirada cuando pienso que un ministro, un secretario de organización o un asesor que parece sacado del ejército de Sauron, salían tras las pancartas que portaban mujeres llenas de rabia en busca de respeto.

Me cruzo con mujeres con responsabilidad en ayuntamientos progresistas que siguen dejándose la piel por arreglar una acera, por ampliar su centro de salud o por poner en marcha políticas públicas contra la violencia de género, y veo en sus ojos enfado, ira y lágrimas de dolor, pero ni una brizna de resignación y mucho menos gotas de depresión. Al contrario, mujeres que lo que quieren es seguir derribando y deconstruyendo muros y barreras, aunque esos muros sean los de su propia casa.

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