Opinión | CRISIS EN EL PSOE

Sánchez decide que es imprescindible

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a su llegada a la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a su llegada a la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal. / EVA ERCOLANESE

En el ajedrez se llama ‘Zugzwang' a la posición en que cualquier movimiento es perjudicial para el jugador que está obligado a ejecutarlo. Verbigracia, Pedro Sánchez en el ‘caso Koldo’ y asociados.

Con su desparpajo habitual, al presidente le han bastado tres días para transformar el mayor escándalo grabado del PSOE en «este error que hemos cometido». Más allá de su peligrosa equiparación con la continuidad de Mazón, un presidente del Gobierno no puede plantear retador que «se verá quiénes son los delincuentes de verdad», como si España fuera un Estado fallido. Su síntesis de un escándalo con «algunas verdades y muchas mentiras» se parece demasiado al «todo es falso, salvo algunas cosas» de Rajoy. En cuanto a la insistencia en que su renuncia propicia un Gobierno PP/Vox, demuestra muy poca fe en la capacidad de regeneración socialista y en las encuestas del CIS. Aparte de confesar que la mayoría de votantes no sostendrían hoy su estructura, un comportamiento antidemocrático.

Sánchez intenta un borrón y cuenta nueva con las heridas abiertas, como un jugador lesionado que al acelerar su recuperación arriesga una recaída de mayor gravedad. La determinación presidencial, ayuna de remedios creíbles, obliga a preguntarse si la crisis desatada por su pésima gestión de los recursos humanos tiene solución. No sabe qué camino tomar, la traducción castellana de ‘Zugzwang’ es «callejón sin salida», pero la política y el ajedrez no admiten la inmovilidad. Hay que seguir jugando, y juzgando.

Como tantos gobernantes, Sánchez ha decidido que es imprescindible. No está claro si omite nombrar a Cerdán por vergüenza o porque le roba protagonismo. Al no solucionar el endiablado problema que ha planteado su soberbia, pasa a protagonizar el escándalo. Y al escamotear la respuesta sobre su conocimiento de las andanzas de larga duración de la banda, amplía su responsabilidad ‘in vigilando’ a una culpa ‘ in tolerando’. Lo peor de los bulos es que a veces aciertan, aunque sea por casualidad.

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