Opinión | Salud y rock and roll

@la_unzu

Siempre vuelvo a caer

Lo que tengo claro es que, si la UCO registrara mi móvil, el informe final llevaría un anexo con los mensajes de madrugada que me podría haber ahorrado

Pinterest.

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Intento mantenerme al margen del ruido y la actualidad; vengo aquí para contarles lo torpe que soy y que, juntos, nos echemos unas risas de domingo, porque esta vida ya duele demasiado y no hay nada mejor que reírse de uno mismo. 

Pero los escándalos políticos me tienen con el bol de palomitas y una profunda sensación de orfandad. La clase política de nuestro país está podrida. Ni valores, ni principios, ni vocación de servicio público, ni ideales. Es cíclico, obsceno y escandaloso. Por delante nos espera un verano entretenido: el PSOE herido de muerte con un líder que debería convocar elecciones y dar ejemplo; una trama de corrupción muy chusquera de mordidas que acaba de empezar a salir a la luz; la derecha, enarbolando la bandera de la pulcritud, debería taparse un poco y tener memoria. Puede ser su momento, pero tienen un líder nacional infumable que no cuaja y no saben mucho de estrategia, o no son capaces de aprovechar la posibilidad que tanto ansían, gobernar, o al menos intentarlo. ¡Pero qué sabré yo!  

Yo vengo a hablarles de las expectativas, de la capacidad que tengo para comportarme justo al contrario de cómo quiero y de los mensajes de madrugada por WhatsApp a quien no debemos. Acompáñenme en esta triste historia, o mejor aún, en estas tristes historias, porque pudiendo hacer el ridículo solo una vez, es mejor hacerlo muchas veces, ¡claro que sí! 

No entraré en detalles, pero, ¿alguna vez les ha pasado que se crean unas expectativas increíbles sobre encontrarse de nuevo con alguien, el encuentro sucede y se comportan al revés de cómo querían? Podría darles clases de cómo cagarla en dos sencillos pasos. 

Tras lo ocurrido, lo mejor y más sensato fue marcharme del lugar donde se produjo el encuentro; hasta ahí todo bien. Pero, no contenta con mi absurdo comportamiento, y unas cervezas después, decidí que todo se arreglaría con un mensaje. ¡En qué momento! Creo que hace años ya le pedí al creador de WhatsApp una alerta, alarma o puñetazo en la cara que salga de la pantalla, o una navaja de Albacete que esté en el teclado del móvil y me corte los dedos, que advierta que no es una buena idea escribir a según qué personas a altas horas de la noche, superando la tasa de alcoholemia. Pero nadie me hizo caso, y creo que hay futuro. 

Es necesario que alguien tome medidas, porque está claro que yo soy reincidente en este tipo de prácticas y siempre vuelvo a caer. Menos mal que, en su mayoría, los receptores de dichas misivas son educados o sienten piedad de mí y no son muy crueles, pero, haciéndoles spoiler, sale mal. 

Hablo en plural porque no ha sido una vez ni dos. En mi defensa diré que algún triunfo encontré; no todo ha salido mal, pero creo que es el momento de parar. No soy Glenn Close en Atracción fatal, no se asusten, tiro más a Bridget Jones, la soltera con jersey de reno, sin faja y que come canapés de mini pepinillos. 

No estoy dándome muy buena prensa, pero, ante todo, el sentido del humor y cualquier cosa antes que hablar de Santos Cerdán y Ábalos, las mordidas y el reparto de mujeres como si fueran ganado. No puedo más del asco que me dan, así que disfruten de mi generosidad y falta de pudor al contarles mis miserias emocionales. 

Les he hablado de expectativas y mensajes a altas horas de la noche. Pero lo que realmente llevo pensando desde hace un tiempo para acá, es que creo que llego tarde a todo. No por mi falta de puntualidad, que a veces también, pero me fijo en las personas equivocadas, no por nada malo, sino porque no suele ser el momento. Quizás vea el mundo con otros ojos y crea que todo es más sencillo de lo que en realidad la gente cree. 

Lo que tengo claro es que, si la UCO registrara mi móvil, el informe final llevaría un anexo con los mensajes de madrugada que me podría haber ahorrado. 

En cuanto a las expectativas, creo que, por una vez en mi vida, he aprendido la lección: nota mental, por ahí viene el chico que te gusta, actúa normal. 

Ánimo con la actualidad, no nos merecemos semejante bochorno.

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