Cuate, aquí hay tomate

Una de las grandes maravillas de este mundo es la ironía involuntaria. Un intangible. Esa frase, gesto o actitud de alguien que resulta chocante sin que el protagonista lo pretenda. Es todavía más estallante si una vez producido el efecto para goce de los demás, el actor del suceso sigue permaneciendo ajeno a la hilaridad provocada.

Compruebo en Wikipedia que el exministro José Luis Ábalos anda por los 66 años, lo que significa que pertenece a una generación que en los primeros años 80 disfrutaba de su juventud y ha de guardar memoria de los programas de TVE, por entonces el entretenimiento reinante de la mayoría de los españoles. Y quien dice de los programas, dice de los spots publicitarios que los entrecortaban, lo que llamábamos ‘los anuncios’. Algunos de ellos se hicieron muy populares y sus sintonías todavía nos retornan de vez en cuando a quienes tuvimos que verlos una y otra vez ante la imposibilidad de cambiar de canal.

Pues bien, uno de los spots de más éxito, que irrumpió allá por el 82, fue el de unas conservas de tomate en bote que en diversas variantes reproducía escenas familiares en dibujos animados, con diálogos en deje mexicano, cosa especialmente curiosa, pues la marca era vasca y sus productos solo se vendían en España. Los espots concluían con el eslogan "Cuate, aquí hay tomate", dicho también en tono del país transatlántico. Otra voz subrayaba: "Conservas Orlando".

Y he aquí que el pasado martes, tras el registro policial de su domicilio en Valencia, el exministro Ábalos compareció ante los medios de comunicación luciendo una camiseta blanca de manga corta en cuya pechera, en grandes caracteres, se leía: 'Orlando'. Cualquier espectador de su generación musitaría al instante por el efecto relámpago de la memoria: "Aquí hay tomate" mientras él quitaba importancia al registro. Por Dios, José Luis, ¿no tenías otra cosa que ponerte?