Opinión | Tribuna libre
Acoso escolar: algo está roto
El sistema educativo falla, y cuando la única puerta abierta para una víctima es la curativa a través de un centro de salud mental, algo está roto en la sociedad

Imagen de archivo de escolares a la entrada de su colegio. / EFE/Juan Herrero
No sé si el libro Ceniza en la boca de Brenda Navarro está basado en hechos reales, pero el relato sobre el suicidio de un joven en Madrid por acoso escolar es fuerte. Sin embargo, esas historias no solo son posibles; están ocurriendo. Están pasando en institutos. Hay casos que conocemos personalmente y que están relacionados con jóvenes de la Región que han intentado suicidarse tras sufrir acoso escolar y/o agresión sexual en el mismo centro.
Jóvenes que no han sido escuchados y que, a pesar de las señales y las denuncias, el protocolo adecuado no se activa. Existen casos en los que la directiva opta por valorar las agresiones como un caso de acoso escolar, minimizando la gravedad. Mientras tanto, las victimas siguen viendo todos los días a su presunto agresor, desprotegidos totalmente.
Y lo que es peor: cuando el maltrato proviene de un docente o una autoridad, el impacto psicológico es tremendo. La víctima no solo se siente indefensa, sino despreciada por el sistema. Ese desprecio, institucional, no se borra con excusas administrativas. Destroza la autoestima y puede, como en el caso de algunos adolescentes, empujarlos al borde del suicidio.
El presidente de Ancebaem (asociación contra el bullying) el Sr. Valiño, habla de que el 80% de los centros en Murcia no activan el protocolo de acoso escolar incluso cuando existen evidencias. Y es que, por lo visto, según Valiño, activar los protocolos conlleva dejar constancia de cierta mugre y que, en algunos sitios, se elige dejar esconder bajo la alfombra, conformándose con una mediación, para «proteger al centro».
Lo curioso es que la Consejería del ramo se ufana de haber puesto cuarenta medidas para bienestar emocional... ¡Que bárbaro, cuantos recursos! Pero nada de eso sirve si la dirección de los centros y la inspección no se decanta por lo auténticamente importante, que es proteger al menor, al alumno. En Murcia, el acoso escolar parece seguir siendo tabú, y esto conlleva un gran peligro al discente.
A veces, en casos palmarios de acoso o agresión sexual, se salda el asunto con el cambio de instituto, pero en las ‘cabecicas’ de las víctimas, aunque estén en terapia, siguen con la idea de que no son respetados, que tienen que protegerse ellas/os en soledad. Y eso es una condena que nadie debería de soportar.
El sistema educativo falla. Y cuando la única puerta abierta para una víctima es la curativa a través de un centro de salud mental -porque las actuaciones preventivas no terminan de hacerse factibles-, algo está roto en la sociedad.
Hay canciones como Si hubiera hablado, de Ismael Cervera, que intentan sensibilizar en este tema. Pero muchos jóvenes sí que hablan. El problema es que las instituciones los silencian. Y ese silencio, cuando no mata, deja cicatrices que duran toda la vida.
Suscríbete para seguir leyendo
- La manifestación por la seguridad en Torre Pacheco se convierte en 'cacería': 'A tu país, moro de mierda
- El sexagenario agredido en Torre Pacheco se desmarca de las 'cacerías': 'Yo la violencia no la quiero
- Este es el chiringuito de la Región de Murcia donde cocina 'el Mejor Cocinero de Madrid
- Al menos un policía herido en otra noche de violencia contra los migrantes en Torre Pacheco
- Torre Pacheco, una olla a presión tras una noche de tensión y patrullas callejeras que se salda sin arrestos
- Torre Pacheco se sume en una espiral de violencia
- Torre Pacheco se convierte en el epicentro de la tensión contra los migrantes: 'Los salvajes, fuera
- El Arco Noroeste acerca el final de los atascos del nudo de Espinardo