Opinión | La balanza inmóvil

Progresismo

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / EFE

El progresismo es una doctrina política y social que busca el desarrollo de un estado del bienestar, la defensa de los derechos civiles, la participación ciudadana y la redistribución de la riqueza. Su principal postulado es la igualdad. Por lo que, a sensu contrario, cualquier acción contraria a la igualdad no es progresismo. Es un insulto a la inteligencia y a los progresistas de verdad que se use este término para eludir responsabilidades políticas. Por lo tanto, no es progresismo -porque no hay igualdad- lo siguiente:

Redactar una ley de amnistía ad hoc para quien es beneficiario de la misma, que no es otro que un prófugo de la justicia, a cambio de votos, aunque después no le sirva de nada -por ahora-, y en lugar de entregarlo a la misma -cosa que, por cierto, había prometido Sánchez si gobernaba- se someten a sus exigencias. Se resucitó a un muerto político con tal de gobernar.

Tampoco es igualdad y, por tanto, no es progresismo el hecho de que a una persona que no tiene título universitario se le cree una cátedra. Tampoco lo es que a alguien que no sabe ni siquiera dónde está su despacho, ni cuáles son sus funciones, se le coloque en una plaza, presuntamente, por ser el hermanísimo.

No lo es que un ministro de Justicia critique a la jueza que investiga este asunto. No lo es que con dinero público se paguen a amigas de un ministro sin ir a trabajar. No lo es, que unos territorios se vean beneficiados frente a otros, bien sea por concederles beneficios económicos, o bien sea por cuota de inmigrantes. Lo cual es contrario a la igualdad de los ciudadanos y la solidaridad entre los pueblos (socialismo) y a la redistribución de la riqueza (progresismo).

No lo es que se trate de desprestigiar a jueces por investigar, a periodistas por informar, y a la UCO porque sus informes no gustan.

No lo es que salgan grabaciones y mensajes que dejan al pie de los caballos a integrantes del Gobierno y la respuesta es: hay una campaña de la fachoesfera contra ellos. Leire Díez, militante socialista, no deja en muy buen lugar a su partido diciendo que quieren iniciar una campaña para desprestigiar a la Guardia Civil, a los jueces y a los fiscales, sobre todo a los del hermanísimo. Aparecen unos videos suyos en los que ofrece, a un empresario imputado en la trama de los hidrocarburos, ayuda a cambio de información sensible de todos ellos. Y frente a eso, no se da ninguna explicación desde el gobierno, no se le expulsa del partido, no le pone una querella por calumnia, ni una demanda por el honor. Por el contrario, se le da árnica, no se sabe por qué, salvo que sea por miedo a que hable más. El tiempo, la prensa, y los jueces nos lo aclararán.

Todo eso y mucho más no es progresismo. Así que basta de escudarse en el mismo para no asumir responsabilidades, usando en vano ese término tan bonito, solo para echar balones fuera cuando no se sabe qué contestar. Todo es culpa de los jueces, de los fiscales, (salvo de García Ortiz, por supuesto), de la policía judicial y de los periodistas no afines a la causa, que se confabulan para echar del gobierno a aquellos que sin ganar unas elecciones gobiernan, gracias al apoyo de los minoritarios que no se verán en otra igual en su vida para mandar algo, cuando las urnas no se lo avalan. Desde luego los partidos que ahora están en el gobierno y los que le apoyan no me extraña que lo hagan y no porque los que puedan venir sean mucho peores porque son de derechas, sino porque jamás en la historia de un país menos ha sido más. Nunca podrán sacar los minoritarios a un gobierno tantas prebendas en contra de la mayoría del pueblo español. Así que le seguirán apoyando (incluso los de derechas, aunque el gobierno sea de izquierdas, como son Junts y PNV. Aquél al menos le saca muchas cosas, pero éstos no sé qué hacen), mientras sigan, o crean que siguen obteniendo beneficios, aunque después a la hora de la verdad no les llegue, como la amnistía a Puigdemont, que todavía no se atreve a volver a España. El argumento de decir que es peor que venga la derecha y que es mejor su progresismo cada vez cuela menos. El sanchismo, que es distinto del socialismo, no es progresismo.

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