Pedro, sé fuerte

En la sobremesa con amigos no te levantas a mear porque sospechas que en el proceso de ida, alivio y vuelta los que se quedan te van a poner de chupa de dómine. Es más práctico aguantar, aunque la primera gotita amenace con derrames incontrolados. Pero si la urgencia alcanza el nivel de la ‘alarma roja’ y es inevitable partir y al regreso a la mesa escuchas que uno de los comensales dice «...y así es como un decreto-ley se convierte en ley», ten por seguro que te han estado poniendo a parir y que esa frase es una cortinilla de seguridad.

A todos nos encanta que nuestros amigos y compañeros se metan con nosotros. Pero a la cara. Si hay algo que equivale al mordisco que valida que la moneda es de oro es que un amigo te diga la verdad en la confianza mutua de que esa es la prueba de la verdadera amistad. 

A la gente le sorprende que los políticos se pongan verdes desde la tribuna de oradores y después se tomen en paz un gintónic en la cafetería del Parlamento. Una parte del personal cree que hacen esto porque su trabajo es como el de los actores, que interpretan un papel para el público que paga la entrada. Pero no es necesariamente así. Al contrario: se trata de una prueba de civilización, pues la discrepancia, aun la más encendida, puede y debe expresarse sin dañar el derecho del otro a opinar diferente. En una democracia se trata exactamente de eso. Nada personal, solo distintas ideas. 

Lo que sienta fatal es que te hagan el paripé de la tolerancia mientras te apuñalan por la espalda, es decir, desde el whatsapp con el que te apiolan a través de un lacayo. En la amistad personal como en las relaciones públicas, profesionales y políticas. Por eso causa tanto escándalo conocer el reverso de Pedro Sánchez, encantador en escena y tétrico entre bambalinas. Pero todavía es más pasmoso constatar que estas conductas son aprobadas por el rebaño acrítico. Me llega la petición de una Plataforma de Apoyo a Pedro Sánchez, que ya cuenta con más de 15.000 respaldos, que invita a sumarse a él «en todo momento, en todo lugar, en toda situación, en cada decisión». Incluso cuando, a diferencia de lo que él practica con los demás, se levante a mear. 

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