Opinión | La Feliz Gobernación

ÁNGEL MONTIEL

Barones sin título

Pedro Sánchez junto a José Luis Ábalos en el Congreso de los Diputados

Pedro Sánchez junto a José Luis Ábalos en el Congreso de los Diputados / L.O.

Es ya un lugar común el reproche a los socialistas murcianos: no se atreven a ser críticos con el Gobierno central cuando, como ahora, es de su sayo. Haga lo que haga Pedro Sánchez está bien hecho, aunque, sin rozarlo, se permitan mantener reivindicaciones que a los ojos de todos la acción gubernamental va diluyendo. Véanse las dos papeletas que tienen de momento: el trasvase menguante y Portmán.

Pero, ¿quién se atrevería? Los mensajes cruzados entre Sánchez y Ábalos desvelados el pasado fin de semana son reveladores de a lo que se expone quien se sale del tiesto. Como poco, el jefe te llama petardo. Y te manda el bulldozer. Por eso ha colonizado todas las federaciones de ministros y ministras, y en Murcia, donde no hay, ha avalado al presidente de la Comisión de Justicia, de toda la confianza de Bolaños. Así que chitón.

En los atriles socialistas de Murcia pone "Valentía", el lema de Francisco Lucas, que cualquiera diría que viene dictado por el subconsciente: animarse a ser valiente es ya prueba de que es ahí donde todo viene fallando. Pero ser valiente ante un presidente que no deja resquicio es del todo temerario. Lo más que permite es que te hagas una foto con Hugo Morán de pasmarote.

La diferencia entre el PP y el PSOE a este respecto tiene que ver con la naturaleza de sus respectivas baronías. Las socialistas han sido ‘renovadas’ por Sánchez, de modo que salvo en el caso del superviviente García Page no ha lugar a disidencia. Con los populares ocurre lo contrario: fueron los barones quienes, tras el fiasco de Casado, llamaron a filas a Feijóo. Así se explica que éste se muestre inhábil para hacer caer a Mazón, tal y como aconseja cualquier manual de estrategia política, en coherencia con el propio discurso con que se combate al adversario.

Y así estamos. No se sabe qué es peor, si un líder autocrático que no deja respirar a sus barones u otro cuyo poder deriva de una delegación de los suyos, que no lo dejan respirar a él. Una solución sería, para los socialistas murcianos, aceptar la condición de petardos, encender la mecha y explosionar. Eso, o algo.

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