Opinión | La Feliz Gobernación

Las claves del caso Buendía

Desde hace diez meses, el ya exalcalde de Alcantarilla arrastraba una situación de índole íntima de difícil compatibilidad, agravada por la rumorología local, a la que ha querido poner fin de manera radical con su dimisión, un gesto que su esposa parecía agradecer enviándole besitos desde la zona de invitados durante la celebración del pleno de despedida

'Las claves del caso Buendía', por Ángel Montiel

'Las claves del caso Buendía', por Ángel Montiel / L. O.

El pasado Viernes de Dolores, Joaquín Buendía transmitió al presidente regional del PP la decisión irrevocable de abandonar la alcaldía de Alcantarilla. Fernando López Miras debió quedar con la boca tan abierta como el resto de observadores de la política murciana cuando el lunes de esta semana lo comunicó a la prensa. Aunque casi al instante de formalizar su dimisión se difundió la noticia de que sería nombrado director gerente de Esamur, la Entidad de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales de la Región de Murcia, Buendía no había mentido inicialmente cuando aseguró que su propósito consistía en recuperar su actividad profesional en la plaza de profesor de instituto de la que estaba en excedencia.

Si lo que pretende es recuperar la vida familiar ¿a qué embarcarse en un nuevo cargo? ¿Acaso la gerencia de Esamur es un chiringuito, un trabajo que requiere poca dedicación?

Ola de especulaciones

Las dimisiones imprevistas siempre llaman la atención, entre otras cosas porque las que son necesarias casi nunca se producen, pues se ha normalizado que nadie se marcha voluntariamente de la política, y menos en lo que parece un arrebato. Buendía es un político ‘pata negra’ del PP, que ha venido ocupando altos cargos de responsabilidad en la Administración regional y hasta su dimisión suma casi diez años en la alcaldía de Alcantarilla, la quinta ciudad de la Región, con dos mayorías absolutas en tres mandatos. Aunque en la antesala del anterior congreso de los populares parecía apostar por la opción de su colega de Archena, Patricia Fernández, a la hora de la verdad se decantó por López Miras, regresando, pues, al estatus oficial, hasta el punto de que el presidente nacional, Núñez Feijóo, lo arropó en su campaña electoral de 2023. Es un político que ha ido muy sobrado: el Casino de Alcantarilla organizó para las últimas municipales un debate, que me tocó moderar, al que el candidato del PP no se presentó. No le hacía falta, debió deducir.

Pareciera que López Miras dispusiera de un reservorio para casos de urgencia en que tuviera que procurar una colocación sin necesidad de desalojar a nadie. Este es uno de esos casos

Tan intensa y prolongada trayectoria política no tenía preparado a nadie para una dimisión tan repentina y, para muchos, extemporánea. Y menos cuando el pretexto es el típico, un corta y pega de lo que suelen alegar los políticos dimisionarios que esconden los verdaderos motivos: «Recuperar parcelas de la vida personal», pues sus años de dedicación a la alcaldía habían provocado «el abandono de muchas parcelas de mi vida personal». Difícil de creer a priori, dado el perfil del protagonista. El argumento paralelo, el de que diez años de alcalde son suficientes tampoco encaja, pues ese aniversario se produce en junio, y su salida dos meses antes de la fecha redonda parece indicar una cierta precipitación.

Es normal que a lo largo de esta semana hayan cundido las especulaciones. La más benigna aludía a que López Miras se disponía a remodelar su Gobierno y habría decidido incluirlo en él, pero esto no se sostenía, pues aparte de que no es lógico que el presidente haga cambios en un Gobierno sin presupuestos, lo normal es que quien vaya a entrar en un equipo aguante a dimitir de su anterior cargo hasta tanto no se confirme la nueva elección. ¿Un caso de corrupción a punto de estallar? Tampoco tendría lógica, pues Buendía conserva la presidencia local del partido, de manera que éste habría sido salpicado a pesar de la renuncia a la alcaldía y también habría tenido que dimitir de esa función, esta vez de manera

forzada.

No sabemos si confesó al detalle al presidente las verdaderas razones de su escapada o si éste estaba ya advertido, pero lo cierto es que López Miras recurrió a la carpeta de ‘cargos por designar’

De 24/7 al relax

El rápido nombramiento para la gerencia de Esamur parecía resolver la incógnita. Pero aparecía una nueva contradicción: si lo que pretende es recuperar la vida familiar, como declaró, ¿a qué embarcarse en un nuevo cargo? ¿Acaso Esamur es un chiringuito, un trabajo que requiere poca dedicación? Parece claro que una alcaldía exige, como se dice ahora, un empeño de 24/7, pero la mejor manera de asumir un nuevo cargo no consiste en dar por sobreentendido que supone un relax. Aunque, desde luego, desde el punto de vista económico supone un sacrificio: en la alcaldía, Buendía cobraba unos 4.000 euros netos, mientras que en Esamur tendrá una remuneración equivalente a la de director general, que andará por los 2.800. Con el cambio, pierde 1.200 euros al mes. «Esamur no es un cargo para Buendía», dicen en el PP quienes mejor lo conocen. Aunque muchos lo quisieran. En su favor, cabe decir que la función de Esamur encaja en cierto modo con su titulación profesional de ingeniero técnico en electrónica industrial.

El reservorio de López Miras

Esamur no debe ser cosa importante a juzgar por el hecho de que su gerencia permanece vacante desde que hace dos años la abandonara Ignacio Díaz Rodríguez-Valdés para emplearse en proyectos estratégicos del ayuntamiento de Marbella, quedando a cargo provisionalmente del director general del Agua, José Sandoval, a efectos de formalizar trámites. Rodríguez-Valdés había sido fichado por el anterior presidente regional, Pedro Antonio Sánchez (PAS), un nombramiento que causó no poca sorpresa porque se trataba de alguien ajeno a la Región, de quien se suponía que tenía una relación personal con el expresidente probablemente de los tiempos en que éste estudió su carrera en Granada. La tardanza en reponer esa plaza dio lugar a rumores acerca de desavenencias entre PAS y López Miras, pues el primero, ya fuera del poder, aspiraría a colocar en ella a una persona también de su confianza. En Esamur se resuelven contratos de diverso tipo, y a pesar de que se trata de una especie de ente público, corresponde su fiscalización a la consejería de Agricultura y Agua.

El autor de «ordena tu vida personal», frase dirigida en su día a la portavoz municipal socialista, Lara Hernández, ha acabado por aplicársela a sí mismo

Lo cierto es que para el cargo no se ha producido fumata blanca hasta ahora, y eran muchos en el PP quienes, estando ‘descolgados’ observaban con interés el hecho de que no se produjeran decisiones al respecto. No es el único caso: recuérdese el largo periodo de incertidumbre sobre la Autoridad Portuaria o emplazamientos menores como la Vía Verde y otros. Pareciera que López Miras dispusiera de un reservorio para casos de urgencia en que tuviera que procurar una colocación sin necesidad de desalojar a nadie.

Este es uno de esos casos.

Cabe sospechar la estupefacción del presidente cuando el Viernes de Dolores se le presentó Buendía para anunciarle su dimisión de la alcaldía y su propósito de volver al instituto. No sabemos si el dimisionario confesó al detalle las verdaderas razones de su escapada o si el presidente estaba ya advertido por rumores o confidencias, pero lo cierto es que López Miras, ante la imposibilidad de retenerlo en Alcantarilla, recurrió después a la carpeta de ‘cargos por designar’ y le ofreció un salvoconducto político, discreto y alejado de su localidad a fin de mantenerlo en el staff institucional: una pasarela provisional hasta que ciertas corrientes amainen con el transcurso del tiempo.

Las impresiones de toda solvencia que a lo largo de esta semana se han podido recabar del entorno más cercano de Buendía parecen dar credibilidad a su ‘situación personal’

Tiempo de reposo

Las impresiones de toda solvencia que a lo largo de esta semana he podido recabar del entorno más cercano de Buendía en el ámbito personal parecen dar credibilidad, de manera sugerida en algún caso, pero también explícita en otros, con datos inexcusables, a su justificación, que como ya he dicho, en principio parecía rutinaria: «He abandonado muchas parcelas de mi vida personal, una parte que con esta decisión quiero recuperar». Desde hace diez meses, Buendía arrastraba una situación de índole íntima de difícil compatibilidad, agravada por la rumorología local, a la que ha querido poner fin de manera radical con su dimisión, un gesto que su esposa, Carmen María Zamora, secretaria general de la consejería de Educación, parecía agradecer enviándole besitos desde la zona de invitados durante la celebración del pleno de despedida. El autor de «ordena tu vida personal», frase dirigida en su día a la portavoz municipal socialista, Lara Hernández, ha acabado por aplicársela a sí mismo.

Pero la ‘vocación política’ en personas como Joaquín Buendía no quedará truncada por incidencias que requieren reposo en balnearios como Esamur. Por tanto, que nadie se olvide de él.

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