Opinión | Tribuna Libre

Madre y trabajadora

No podemos continuar tratando la conciliación sin hablar de equidad dentro de casa. La carga mental que sufren muchas mujeres no se ve... pero abate demasiado

Imagen de una mujer cuidando de su hijo mientras trabaja.

Imagen de una mujer cuidando de su hijo mientras trabaja. / Pexels/Sarah Chai

Las madres trabajamos duro, corremos, intentamos llegar a todo, y como tantas otras mujeres, vivimos cada día haciendo equilibrios -en ocasiones imposible entre la profesión y la vida personal-. Me gusta mi familia y mi trabajo, pero, a veces, siento que la sociedad no está pensada para quienes queremos ambas realidades.

Formar una familia hoy es valiente. Tener hijos se ha convertido en un lujo y no debería de ser óbice para trabajar fuera de casa, pero lo es. El pírrico número de plazas públicas de infantil, la precaria conciliación o una escasez de centros de día para mayores, así como los horarios laborales poco flexibles, etc, recae sobre las mujeres.

Se habla de libertad para elegir, pero muchas veces la elección es un privilegio solo para algunas. Tenemos que decantarnos entre carrera o maternidad, como si las dos no pudieran coexistir. Y, mientras tanto, la natalidad cae, los abuelos se deprimen y las familias sobreviven.

Quiero, como otras tantas mujeres, unas políticas públicas que me permitan ser ambas cosas sin sentir que he fracasado en cada opción fundamental. Creo que, más que discursos, hacen falta guarderías, permisos de maternidad y paternidad igualitarios, horarios racionales y una cultura laboral que no penalice a quien quiere cuidar.

«Se habla de libertad para elegir, pero muchas veces la elección es un privilegio solo para algunas»

Ahora que hay una gran población de personas mayores, las ciudades deberían de adaptarse a esta situación, siendo más humanas, sin barreras arquitectónicas, con espacios seguros para que los niños puedan crecer en comunidad y donde no todo esté diseñado para el coche o la productividad, sino para la vida. Porque cuidar también es producir.

Y echo en falta más corresponsabilidad. Los hombres también son padres e hijos, y deben, así mismo, cuidar. No podemos continuar tratando la conciliación sin hablar de equidad dentro de casa. La carga mental que sufren muchas mujeres no se ve... pero abate demasiado.

A veces pienso que a la familia no se le ha dado el valor que requiere. Recordemos que educar, acompañar y cuidar son tareas esenciales para el futuro de una civilización.

A todas luces, hacer una nueva familia es una opción atrevida y laboriosa por construir sociedad, pero para que los hombres y las mujeres realicen ese paso, necesitamos que, desde las instituciones públicas, las empresas y desde la sociedad en general, se les apoye con políticas concretas.

Estimo necesario poner de relieve que la puesta por generar familia es un órdago al futuro; que criar es crear expectación, esperanza, progreso, y que no debería ser una lucha, sino una alegría, una opción necesaria para seguir creciendo como personas.

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