Opinión | Murcia D. F.

¿Algo está cambiando en las fiestas de la ciudad de Murcia?

Francisco Salzillo, el escultor más representativo de la imaginería del siglo XVIII español y uno de los más grandes del Barroco, estaría orgulloso de la cofradía que saca cada Viernes Santo sus pasos a la calle. Y no es para menos porque Nuestro Padre Jesús Nazareno hace historia desde hace unos años con su programa de integración de los niños con TEA, que este año han contado de nuevo con un espacio especial para ellos.

Unos setenta niños con trastorno del espectro autista y sus familias pudieron disfrutar de la procesión de los Salzillos gracias a una carpa habilitada por la cofradía y el colegio de Educación Infantil y Primaria Alejandro Valverde, ubicado en el barrio del Infante Juan Manuel de la capital. Las sillas estaban ubicadas debajo de unos toldos que colocó el Ayuntamiento de Murcia con el fin de mitigar la luz del entorno, al mismo tiempo que se minimizó el sonido de los tambores al paso por delante de la zona reservada.

Un código QR permitía además descargar un vídeo explicando en qué consisten las ayudas visuales y la accesibilidad cognitiva, así como la anticipación de dicha actividad a los alumnos con trastorno del espectro autista. También se elaboraron pictogramas con el fin de que los nazarenos dieran las gracias a los pequeños por acompañarlos en la procesión y para que los niños pudieran dirigirse a los penitentes en busca del ansiado caramelo.

Esta magnífica iniciativa, todo un gesto de integración que debería extenderse al resto de cofradías y procesiones, nació del director del CEIP Alejandro Valverde, Jose Ramon Ramírez Gilabert ‘JABA’ , apoyada a gran escala por el presidente de los Salzillos, Emilio Llamas Sánchez, y la directiva de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. También ha colaborado José María Falgas Martínez. Empezaron con 30 sillas para estos menores con trastorno del espectro autista y en la procesión del Viernes Santo pasado ya se duplicó esa cifra llegando a las 70. El objetivo para la siguiente es doblar esa cantidad y llegar a las 140, un noble propósito que hará aún más grandes a los Salzillos y a las personas que con su esfuerzo y tesón hacen posible que la Semana Santa de Murcia, declarada de Interés Turístico Internacional en 2011, avance en la dirección correcta para la inclusión y disfrute de todas las personas.

Las fiestas, además de representar las tradiciones y costumbres de un lugar, también contribuyen a la socialización de la ciudadanía y, en ese sentido, los avances y novedades que se introduzcan sirven para derribar barreras, rechazar prejuicios y acabar con estereotipos que encorsetan a ciertos festejos atribuyéndoles un sesgo que puede durar décadas.

Murcia tiene la suerte de aglutinar en una misma semana a dos fiestas también declaradas de Interés Turístico Internacional: el Bando de la Huerta que recibió esa distinción en 2011 y el Entierro de la Sardina que la obtuvo en 2006. Precisamente esta última fiesta ha dado un paso de gigante en esta ocasión (le falta aún dar el mayor de todos que está en la mente de cualquiera que conozca esta fiesta) con la renuncia a contar como patrocinador con una empresa de juego, toda una declaración de intenciones en una Región donde las casas de apuestas se cuentan por decenas situando a Murcia en la cúspide de la pirámide de este tipo de ocio malsano.

Los sardineros se han comprometido a poner en marcha esta medida tras reunirse con ADICTIescentes, un grupo de estudiantes del IES José Planes que desde 2018 intentan advertir a la sociedad sobre la ludopatía en jóvenes. La presencia de un salón de juegos en las Fiestas de Primavera y, en concreto, en el Entierro ha sido ampliamente criticada por ciertos sectores. Los chicos y chicas del José Planes han hecho una gran labor que ahora parece que tendrá su recompensa gracias a la sensibilidad demostrada por la directiva de la Agrupación Sardinera y a su presidente, Pablo Ruiz Palacios, a los que dirigieron una carta en la que decían que «cuidar a los jóvenes sería el mejor regalo que vuestras carrozas podrían lanzar este año y los sucesivos».

Ya solo falta que la gestión de las sillas de los desfiles se profesionalice tanto en Semana Santa como en el Bando de la Huerta y no haya que estar in situ para coger un asiento, un detalle que no está a a la altura de la séptima ciudad de España. La venta online debe imponerse en los desfiles, sobre todo, de cara al turismo y a la gente que viene de fuera (los sardineros ya lo hacen). Hay que seguir haciendo grandes estos festejos. Por nadie pase.

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