Opinión | La balanza inmóvil

Magistrado

Indicios

Estos indicios, y otros más que seguro seguirán saliendo, no sé si servirán para desvirtuar la presunción de inocencia, pero sí sé que van a servir para perder mi fe terrenal en Ábalos y compañía

Imagen de archivo de José Luis Ábalos (i) junto a Koldo García.

Imagen de archivo de José Luis Ábalos (i) junto a Koldo García. / EFE/Manuel Bruque

No me refiero a los indicios científicos que nunca pueden arruinar la fe. Y menos en el día de hoy, donde la Pasión de Jesús llena las calles de las ciudades católicas conmemorando su muerte, con la seguridad de que al tercer día resucita, en ese domingo lleno de luz y de esperanza para el mundo cristiano. 

Me refiero a otros indicios menos divinos y más humanos, que pueden llevar al banquillo -es un eufemismo, porque ya no existe; es una silla en igualdad de condiciones con los demás intervinientes en un juicio- al que fuera todopoderoso caballero, don dinero, don enchufes y don Juan, todo presuntamente y de forma solamente indiciaria. Fue el número dos del sanchismo en otra época. Y, sin saber por qué y por qué no, un buen día, sin darles explicaciones ni a él ni a nadie, lo echan de ministro. Ahora ya suponemos por qué. Todo muy injusto lo que investiga la Guardia Civil -prospectivo, dice él- proclamaba en Todo es mentira, haciendo honor a su título.

Son las malas lenguas las que le imputan, la de Aldama concretamente, porque su fiel escudero, el que le gestionaba chalé y puestos de trabajo para sus donjuanescas juergas, no le está fallando. Ambos, imagino, tienen tanto que callar y ocultar que más les vale llevarse bien. Con uno que tire de la manta -en este caso, Aldama- está bastando para dejar en evidencia los argumentos del exministro, que quiso dejar a aquél por mentiroso, pero que se está inflando a dar pruebas de que los que mienten son ellos y no él. La última de ellas, que Koldo, a pesar de sus operaciones en el brazo, resulta que el perito caligráfico ha aseverado indubitadamente que los folios presentados por Aldama son ciertos. Folios que contenían anotaciones sobre las preadjudicaciones públicas presuntamente amañadas como prueba de que pagó mordidas al político y a su mano derecha. Qué mala suerte. 

Y encima, últimamente sale a la luz más de una amiga del exministro. La odontóloga, Jessica -que dicen está por Murcia trabajando-, llamada por aquél ‘España’, y la que fue Miss Asturias, Claudia, a las que se les pagaba, dicen, con dinero público sus gastos, los alquileres e incluso un puesto de trabajo sin ir a trabajar. Otra vez las malas lenguas dicen que Jessica mintió en su currículum a Tragsa sobre su trabajo en Ineco, y por eso la primera la contrata por «su responsabilidad en el trabajo». Y para colmo, hay una auditoria oscarizada por un ministro que le tiende un puente para decir que todo en el Ministerio estaba correcto.

La verdad es que estos indicios acreditan que son todos unas águilas; las contratadas, los contratantes, los intermediarios y los que los ocultan. Pero aún sigue siendo inocente -aunque Montero opine que esa presunción va por detrás de la palabra de una mujer joven-, a pesar de esos indicios que paso a relatarles. Dicen que Ábalos recibió unas vacaciones gratis en Marbella por impulsar el rescate de Air Europa, donde también la UCO parece ser que habla de la amada presidenta o esposa del presidente. Dos testigos aseguran en el Tribunal Supremo que entregaron 20.000 euros en efectivo al hermano del asesor de exministro en Punta Cana. Hacienda manda más de mil folios a la causa judicial sobre el patrimonio de Ábalos desde el año 2014 -fecha retroactiva de la investigación-. La presidenta de Adif testificó que la pareja Ábalos-Koldo se interesó por los pagos a dos empresas que figuraban en las anotaciones negadas por el segundo. Los pisos madrileños en el Paseo de la Castellana o en la Plaza de España. Un chalé en La Línea de la Concepción y otros inmuebles en el continente sudamericano, además de dinero en efectivo.

Conclusión: esos indicios, y otros más que seguro seguirán saliendo, no sé si servirán para desvirtuar la presunción de inocencia, pero sí sé que van a servir para perder mi fe terrenal en Ábalos y compañía. En contraposición a mi fe en la Resurrección, pues, aunque solo sea racionalizando los indicios, no tendría sentido que el Hijo de Dios se sometiera voluntariamente para cumplir con la voluntad de su Padre a un juicio injusto, azotes, burlas y muerte en la Cruz entre dos ladrones, si al tercer día no resucitara venciendo a la muerte. 

Indicios y fe divina que en estos días se consolidan, no como la fe humana, que se tambalea cada vez que sale una noticia de los que nos han gobernado y a veces de los que nos están gobernando y sus familiares. Muy difícil nos lo ponen, para creer en ellos.

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