‘Amigo’ de Roberto Carlos

Siempre fui fan total de Roberto Carlos, ya sabes mi gusto por lo friki. Hasta tenía un recopilatorio suyo que lo escuchaba de cabo a rabo siempre que podía. Para mí, joyas sonoras. Sin embargo, hace un tiempo que, entre pitos y flautas, ya no lo oigo tanto. Para agrado de algunos, mis gustos musicales abarcan más registros y, últimamente, oigo otras cosas.

Pero hace poco me contaron una curiosidad que ha hecho resucitar mi antigua devoción por Roberto Carlos, y es que el papa San Juan Pablo II, además de compartir mi afición, le veía un sentido especial a la canción de Amigo. Para él, el amigo del alma que está siempre contigo era Jesús. Me hizo gracia el dato. Siempre visualicé en mi mente, cuando oía la canción, a algún amigo de la infancia. Esos que lo siguen siendo aunque pasen años y ocurran cosas.

A esa luz, la canción cobra otro sentido, totalmente distinto, claro. Mil veces más trascendental y profundo.

Como te puedes imaginar, aquella noche puse en la tele de la cocina un concierto en vivo de Roberto Carlos, para horror de mis hijos, y me deleité escuchando cada canción, hasta que salió la que tenía que salir. Y entonces puse todos mis sentidos en escuchar la letra -y eso que me la sabía-, para ver cómo Juan Pablo II, el papa de cuando yo era pequeña, veía al Señor en esa canción.

Desde mi punto de vista (cristiano), me pareció entrañable la visión del amigo que está contigo siempre, especialmente en las dificultades. No quiero ser cursi ni guardo rencor a nadie, faltaría más, pero, ¿quién, si no, es quien está de verdad en los momentos difíciles?

Por otra parte, es verdad que no tengo ni idea de en quién pensaba Roberto Carlos cuando escribía la canción. Y tampoco tengo modo de comprobar si el papa se sentía identificado con esa visión del Señor en su día a día, pero me mereció mucho la pena escuchar la canción. Cuánto mejor que pensar en ese ser sobrenatural y lejano, es pensar en alguien que, conociendo todas tus circunstancias, incluso esas que no cuentas a nadie, te acompaña y te alienta. El de la mano en tu hombro. El que te recibe con fiesta a cada llegada.

Así que, a pesar de que hoy, Viernes Santo, celebramos el día que Jesús quiso sufrir en la tierra como uno cualquiera de nosotros, y el día en que efectivamente murió, es un consuelo saber que entiende nuestros padecimientos. Cuando veas la procesión, y veas a los nazarenos avanzar con su cruz entre el gentío, piensa que eso fue lo que pasó el Señor, pero en modo cruel. Cómo no va a entender de nuestros sufrimientos.

Bueno, y si escuchas a Roberto Carlos, ya me dirás qué te sugiere la canción del amigo.

Suscríbete para seguir leyendo