Opinión | Pulso político

La condena del Pacto Verde

"El Pacto Verde es el resultado de la unión incestuosa de la Agenda 2030 y el Acuerdo Climático de París, dos proyectos 'merguizos' y tarados"

José Ángel Antelo (Vox) y Joaquín Segado (PP), en la Asamblea Regional.

José Ángel Antelo (Vox) y Joaquín Segado (PP), en la Asamblea Regional. / Iván J. Urquízar

La condena del «Pacto Verde» europeo realizada por la Asamblea Regional (el martes 8 de marzo de 2025) es un hito importante en la historia política de la Región de Murcia. Hasta el momento presente no se ha producido ninguna otra declaración de esas características en ningún parlamento autonómico.

El Pacto Verde es el resultado de la unión incestuosa de la Agenda 2030 y el Acuerdo Climático de París, dos proyectos «merguizos» y tarados que, al arrejuntarse, han engendrado un adefesio, un monstruo con siete patas temáticas que se despliegan en casi cincuenta cuerpos normativos con más de 150 objetivos medibles.

Visto en su conjunto lo que tenemos es realmente un nuevo «contrato social» que destierra los valores fundacionales y condena el destino de Europa a la guillotina del terror climático. Pero el Pacto Verde tiene ambición totalitaria y colectivista porque pretende involucrar a toda la sociedad civil en un proyecto imposible y fanatizado de «neutralidad climática para 2050».

Los mandatos del Pacto Verde se parecen al catecismo de una religión que predica el fin del mundo, una profecía de apocalipsis ambientalista, pero esa doctrina ya ha generado trastornos mentales en menores de edad, crisis emocionales que alteran los hábitos alimenticios y mutaciones en el comportamiento para no tener hijos con el fin de salvar el planeta.

El transporte, la industria, la agricultura, la movilidad, las finanzas, todos y cada uno de los sectores afectados por el pacto, perciben sus objetivos de descarbonización como la condición de su propia imposibilidad, como el camino hacia su extinción irremediable. Por eso la industria del automóvil, el sector agrícola y ganadero, las pesquerías y muchas ciudades (de 15 minutos) se han sublevado contra ese proyecto de exterminio diseñado por élites empeñadas en hacernos tragar carne de impresora y harina de grillos.

Afortunadamente, tras 6 años de rodaje el Pacto Verde está cuestionado y se pone en duda su viabilidad. El informe Draghi advierte del estrago ocasionado en la capacidad de competir frente a China y Estados Unidos. Según el FMI el Pacto Verde ha ocasionado un encarecimiento de las manufacturas del 45% y del 110% en los servicios. El Pacto Verde, que buscaba la sostenibilidad de la economía europea, ha resultado ser un arancel insoportable para trabajadores y empresas.

La Región de Murcia tiene muchos motivos para aborrecer el Pacto Verde, no sólo por ser funesto para el Trasvase, el Mar Menor o Portmán. También el último informe de seguimiento elaborado por la UE advierte del fracaso de esta iniciativa. De los 154 objetivos cuantificables ahora resulta que sólo 32 progresan adecuadamente, 64 necesitan una vuelta de tuerca, 15 van marcha atrás y de los 43 restantes ni siquiera hay datos. No es raro que ahora la Ley Ómnibus europea (26/02/2025) quiera rebajar los efectos del pacto por miedo al avance de las fuerzas nacionales.

Pero ese pacto que trae pobreza y precariedad para Europa se tambalea también por su corrupción. Se ha impuesto con mordidas y sobornos de lobistas al servicio de monarcas extranjeros con intereses en destrozar el sector agrario español. Hemos perdido gran parte del mercado interior de frutas y verduras al tiempo que nos han prohibido fitosanitarios que se permiten a nuestros competidores. Y ahora se ha sabido que los burócratas de Bruselas han estado desviando fondos del proyecto LIFE para combatir a los patriotas que condenan el Pacto Verde. Y el colmo nunca visto son las iniciativas para favorecer las conversiones al islam de ciudadanos de la UE como forma de contrarrestar a los partidos que presentan los valores cristianos como fundamento de la identidad europea.

El Pacto Verde se desmorona porque ha creado para Europa un escenario de inseguridad demográfica, energética, alimentaria e hídrica. El espíritu del Pacto Verde es una desviación satánica que vuelve improductivos, cobardes y resentidos a los europeos. Pero la casta dirigente que puso a Europa esa mortaja (con tal de mantenerse en el poder) ahora no tiene inconveniente en declarar verde la energía nuclear y recomienda la vuelta a un rearme que nunca debimos abandonar.

El parlamento murciano hace lo correcto al condenar el Pacto Verde, la versión europea de la Agenda 2030, pero ahora toca ser consecuentes con esa declaración. Y para ello hay que depurar todas las normas elaboradas al servicio de ese plan de decrecimiento, eliminar las partidas presupuestarias de ese marxismo cultural que nos deja indefensos e inofensivos y cortar cualquier gasto para conversiones a un credo moruno que siempre nos amenaza con una nueva invasión. Nuestro deber es arrancar uno a uno los granos de esa granada (como dijo Fernando el Católico) para que resuenen de nuevo todas las campanas de Europa.

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