Opinión | Mujeres interesantes

María Martínez

Dionisia, poeta de la vida

La capacidad narrativa de Dionisia, tan diversa y de calidad, ha sido bien analizada por especialistas

Dionisia García.

Dionisia García. / La Opinión

Una vida para la poesía es como el sabio profesor Díez de Revenga titula la reseña (La Opinión, 28 de marzo 2025) realizada acerca del ensayo Dionisia García. Poética para la vida (Renacimiento, 2025) de Ana Cárceles Alemán. Poesía y vida se funden en el ser de Dionisia (Fuente Álamo, Albacete, 1929) a poco que se conozca su variada y extensa obra, que alcanza más allá de su dedicación constante a poemarios y poemas antológicos. La propia persona de la poeta podría sustanciarse en la alegoría de la poesía.

La capacidad narrativa de Dionisia, tan diversa y de calidad, ha sido bien analizada por especialistas. Murciana de adopción (título concedido en 2021) y corazón, humanista y clamorosa voz poética de la emoción, de la belleza, de la vida y de sus lugares de paso, de las señales líricas que los objetos cotidianos reflejan, mientras con lentitud pasa el tiempo. Y mientras su vida atardece despacio, a sus 96 lúcidos años, cordialmente suya y nuestra, entre prosa y verso homenajea a personajes, descubre sus pensamientos y sentimientos. Heredera de la generación del 27, amiga de Jorge Guillén, con quien mantuvo correspondencia (Epistolario, 1977-1983. Edición de P.L. Ladrón de Guevara). Su venerado esposo Salvador permanece como una presencia en su vida.

Salvador y Dionisia, Dionisia y Salvador, formaron una pareja culta inolvidable, refinada y cercana, paseante y conversadora, familiar y complementaria: dos en uno en el camino de la vida. La viudedad no ha apartado el recuerdo poéticamente amoroso del hombre que la comprendió y acompañó tantos años, con quien tuvo cuatro hijos. Al contrario, su poemario Clamor en la memoria, a él dedicado, recibió el Premio de la Crítica de poesía en lengua en castellana en 2023.

Me interesa también la mujer que habla poéticamente, como escribe, porque, como dice, escribir es vivir. Y Dionisia sólo puede escribir con su voz luminosa lo que vive y ha vivido. Su presente y su pasado de tantos recuerdos hechos verbo preciso.

El arte de vivir, de escribir, la redime, abrazada a los afectos, a esa simpatía congénita que despliega a sus muchos amigos, admiradores, discípulos, a sus hijos y nietos, y a todo cuanto la vida le ofrece con optimismo sereno, con naturalidad mientras quede el aún, mientras el eco de sus poemas se escuche, mientras la luz poética de Dionisia permanezca eterna entre las palabras de su vida, de sus libros, de sus recuerdos, de la naturaleza, de sus descendientes. Su voz no se detiene, permanece discreta y sonora, esperanzada.

Tanta vida poética no cabe en esta columna, parafraseando su «Incansable la vida. Tanto mundo no cabe en el poema». Habrá otra.

Tracking Pixel Contents