Opinión | Pasado a limpio

Saint Patrick’s day

Muchos murcianos desconocen que San Patricio, además de patrón de Irlanda, también lo es de Murcia

San Patricio representado en una vidriera de una iglesia católica.

San Patricio representado en una vidriera de una iglesia católica. / Fotografía de Nheyob / Wikipedia

Sabemos de la inquina contra la inmigración que tiene una parte de la población. Aunque se disfrace y excuse con que sólo rechaza la inmigración ilegal, sabemos que es pura xenofobia. Al inmigrante se le mira con recelo, especialmente si es pobre, seguramente también porque lo es.  

Tal vez porque, aunque santo, no deja de ser extranjero, muchos murcianos desconocen que San Patricio, además de patrón de Irlanda, también lo es de Murcia. En Lorca lo saben y la magnífica Colegiata que lleva su nombre lo recuerda, para conmemorar la victoria castellana en la batalla de Los Alporchones. Pero, el lunes pasado, me sorprendió la noticia que daba RNE en Murcia, citando al santo como patrón también de la Policía local de Murcia. ¡Pues claro que sí! De la de Murcia y de otras policías locales, como Caravaca o San Pedro del Pinatar, que también celebran el día de su patrón. Lo que no parecía saber el locutor es la razón de ser de tal patronazgo. Constato que también lo desconocen muchos murcianos, que piensan que, aparte de la Virgen de la Fuensanta, si hay algún patrón de Murcia es San Fulgencio, santo de origen local, puesto que nació en Cartagena. Pero el santo de los Penchos es patrón de la diócesis, no de la ciudad.  

La celebración de las policías locales como recipiendarios de una tradición que sólo les corresponde indirectamente resulta de lo más curioso, especialmente si se piensa que en los orígenes está una celebración cívico-religiosa, no una parada militar como suelen hacer los cuerpos policiales. 

Volviendo al siglo XV y la importancia de aquella batalla, hemos de señalar que Malik ibn al-Abbas al mando de las huestes nazaríes organizó varias incursiones en territorio castellano. En una de ellas presentó batalla victoriosamente en Hellín. En otra más cercana, llegó a Cieza, causando una devastación que aún se recuerda en los emblemas de la ciudad: «por cruzar la puente nos dieron la muerte». En esa razia capturó el nazarí más de quinientos cautivos, que fueron llevados a Granada, donde los encerró en el Corral del Carbón, también conocido por el Corral de los ciezanos.  

El mejicano Francisco de Icaza dice en unos conocidos versos que no hay peor desgracia que ser ciego en Granada, probablemente porque no supo de los ciezanos que estuvieron allí cautivos. El rey nazarí que atacó Cieza fue Abul-I-Hasán, en fechas posteriores a la derrota de Malik, lo que nos dice que Los Alporchones no fue la batalla decisiva. Es lo que tenían los territorios de Extremadura, que nada era permanente. La frase «mata al rey y vete a Murcia» viene de tiempos de Alfonso X cuando, a modo de fuero franco, se podía eximir a los condenados de pena capital si preferían morir defendiendo la frontera.  

San Patricio explicaba a los irlandeses el significado de la Trinidad con un trébol. De ahí que sea éste también uno de los emblemas del Eire y el color verde que es tan usado en el festival de San Patricio. Cómo se convirtió en emblema de la suerte es otra historia, que ya no tiene que ver con la batalla de Los Alporchones, aunque ciertamente esa sí que fue una batalla en la que ambos bandos tuvieron opciones de victoria, suerte que no tienen los palestinos frente al genocidio que perpetra Netanyahu con su cómplice Trump.  

Volviendo al tema primero, San Patricio era de origen escocés. Llegó cautivo a Irlanda y, tras su liberación, volvió como emigrante a iniciar la conversión al cristianismo. Siglos más tarde, los irlandeses también tuvieron su diáspora sobre mediados del XIX, a raíz de la terrible hambruna de la patata, también llamada irlandesa. Se repartieron por medio mundo, includo Estados Unidos. No fueron bien recibidos, quizá no tanto por ser extranjeros fuera de su tierra como por ser pobres, una historia que sigue repitiéndose en cualquier época.  

En el siglo XX también hubo una fuerte emigración murciana, cosas de las míseras condiciones de vida y el efecto llamada de las tierras de promisión. En el siglo XIII fue Murcia para quienes venían de los territorios de la corona aragonesa. En el XX fue Cataluña para muchísimos murcianos. Ahora que nos toca recibir, ya ves, lector, qué frágil es la memoria colectiva y qué poco conocemos nuestra historia.  

Una última reflexión: el festival de ‘St. Patrick’s day’ tal como lo conocemos hoy es reciente. Para llamar al devoto recogimiento, el Gobierno irlandés decretó el cierre de las tabernas en ese día, de manera que se empezó a celebrar en la calle. También sería un buen comienzo. 

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